Donald Trump ni siquiera ha prestado juramento todavía y ya actúa como amo indiscutible de Estados Unidos. Mientras tanto, la administración Biden parece haberse evaporado en la nada política y mediática. ¿Quién gobierna realmente? Trump, en vivo desde Mar-a-Lago.
Joe Biden se ha convertido en un extra de su propia presidencia. ¿Su única intervención notable recientemente? Dos gracias. La primera para un pavo pobre en Acción de Gracias, como manda la tradición. Y el segundo, más polémico, por su hijo Hunter, enredado hasta el cuello en disputas legales.
Sal por la puerta trasera
Francamente, qué salida del escenario para un hombre que ha dedicado toda su vida a la política. Tras décadas de servicio, Biden concluye su mandato con un gesto que generará más tinta que todo su historial: perdonar a su hijo, tras jurar que nunca lo haría. Deja la Casa Blanca como un buen padre protector, pero ciertamente no como un ícono respetado de la historia estadounidense.
Mientras tanto, Trump no pierde el tiempo. Apenas elegido, se embarcó en una serie de nombramientos que desafiaron toda lógica. Robert Kennedy Jr., un notorio antivacunas, fue ascendido a jefe del Departamento de Salud. El padre del ex presidiario Jared Kushner es nombrado embajador en Francia. Un ex presentador de Fox News colocado en Defensa. En definitiva, un casting digno de un reality show.
Salir de convenciones
Tenemos que reconocer una cosa: Trump no tiene miedo de romper moldes. Explota los códigos con una audacia que, curiosamente, parece agradar. No es sólo una victoria electoral lo que obtuvo, es una oleada de aceptación de su estilo “yo-yo”. Ya está a cargo y no le importan mucho las convenciones.
Una cosa es segura: aquí no escaparemos al espectáculo de esta colorida presidencia. Prepárate, porque el show de Trump, temporada 2, ya está empezando a rockear.
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