Una ley adoptada en mayo entró en vigor el domingo en el país. Abre derechos laborales y nuevas protecciones para las personas que trabajan como prostitutas.
Publicado el 12/02/2024 12:06
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Una primicia mundial que entró en vigor el domingo 1 de diciembre. En Bélgica, los trabajadores sexuales pueden ahora beneficiarse de un contrato y de derechos laborales, informó la oficina de Pierre-Yves Dermagne, ministro federal de Trabajo, citado por la tarde. El país ya había despenalizado el trabajo sexual en 2022.
En mayo se adoptó la ley que ofrece estas nuevas protecciones a las personas que trabajan como prostitutas. Les ofrece así un estatus, así como el acceso a varios derechos, como permisos o una mejor supervisión de su tiempo de trabajo. Esto concierne “el derecho de acceder a la Seguridad Social, de tener acceso a la pensión (…) cuando la persona está enferma puede presentar un certificado médico y tiene derecho a la salud y a cuidarse”, detalles con RTL Info Isabelle Jaramillo, coordinadora de la asociación Espace P. También menciona “.mujeres embarazadas que pueden ser excluidas“.
Las personas que trabajan como prostitutas también estarán mejor protegidas si rechazan un acto sexual o un cliente. Podrán detener cualquier acto en cualquier momento y fijar sus condiciones antes del inicio de cualquier relación sexual. Según el texto, “solo le pertenece a él [au travailleur] consentir o no un acto sexual, independientemente de los términos o acuerdos previamente acordados con el cliente o empleador”, según el texto citado por Liberación. Los empresarios tendrán que contar con aprobación y seguir varias reglas, añade el sitio web del Grupo S, organización belga especializada en recursos humanos: ofrecer habitaciones de un tamaño determinado y garantías de higiene, proporcionar preservativos e instalar un botón de emergencia para sus trabajadores.
Según RTL Info, esta evolución deja de lado algunas categorías. “Para el trabajo de calle, esto queda a criterio de las autoridades municipales”, punta Isabelle Jaramillo. “Aquí también tendremos que trabajar con los municipios, porque a veces tienen políticas tan represivas que empujan a las personas que operan en la clandestinidad. Y la clandestinidad es la puerta abierta a todos los abusos, incluida la explotación y la trata de seres humanos”.
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