La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció el martes 19 de noviembre que suspendía sus actividades en la capital de Haití, un país sumido en el caos, después de que dos de sus pacientes fueran asesinados el 11 de noviembre. Siguiente “Serias amenazas proferidas contra su personal por miembros de las fuerzas policiales haitianas, MSF se ve obligada a suspender sus actividades en Puerto Príncipe hasta nuevo aviso”a partir del miércoles, escribió la ONG en un comunicado de prensa.
Recuerda que había denunciado, el 13 de noviembre, incidentes ocurridos dos días antes cuando una de sus ambulancias “había sido atacado, lo que provocó la ejecución de al menos dos pacientes y un ataque al personal médico”. “La semana siguiente, agentes de policía detuvieron vehículos de MSF en varias ocasiones y atacaron directamente al personal, profiriendo amenazas de muerte y violación”denunció además el comunicado de prensa.
A “En Haití y en otros lugares, estamos acostumbrados a trabajar en condiciones de extrema inseguridad, pero cuando incluso la aplicación de la ley se convierte en una amenaza directa, no tenemos más remedio que suspender nuestros proyectos”añadió MSF.
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Este pobre país caribeño ha sufrido una inestabilidad política crónica durante décadas. También tiene que lidiar con la violencia de las pandillas, que controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe. Estos grupos armados, acusados de numerosos asesinatos, violaciones, saqueos y secuestros para pedir rescate, decidieron a principios de año unir fuerzas para derrocar al primer ministro, Ariel Henry.
Cadáveres de pandilleros quemados en la calle
El 11 de noviembre prestó juramento el nuevo jefe de gobierno, Alix Didier Fils-Aimé. Él prometió “restaurar la seguridad” en el país un día después de la destitución de su predecesor, Garry Conille, por el Consejo Presidencial de Transición, que encabeza el ejecutivo de este país privado de presidente desde 2021 y de elecciones desde 2016.
El martes, la policía haitiana anunció que había matado, con el apoyo de residentes de Puerto Príncipe, a veintiocho miembros de bandas armadas, después de que estos últimos lanzaran una ofensiva en la capital. Posteriormente, en una calle de Pétion-Ville, se quemaron cadáveres de personas, descritas como miembros de estas bandas criminales.
La semana pasada, los disparos contra tres aviones de una aerolínea estadounidense llevaron al regulador federal de aviación civil (FAA) a prohibir los vuelos comerciales entre Estados Unidos y Haití. Desde entonces, el aeropuerto de Puerto Príncipe ha estado cerrado.
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A la violencia se suma una catastrófica situación humanitaria, que la semana pasada obligó a desplazarse a más de 20.000 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), algo nunca antes visto con “tal magnitud […] desde agosto de 2023 ». Sin embargo, hay una misión policial multinacional de apoyo en Haití. Apoyado por la ONU y Estados Unidos, está dirigido por Kenia, que desplegó allí poco más de 400 hombres este verano.
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La representación de la ONU en Haití contabilizó 1.233 asesinatos entre julio y septiembre, el 45% de los cuales fueron atribuibles a fuerzas del orden y el 47% a pandillas, en un país de doce millones de habitantes.
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