La audiencia duró seis minutos, el martes 19 de noviembre, en el principal tribunal de justicia de West Kowloon, en Hong Kong, para pronunciar las sentencias en el proceso que destruyó el movimiento democrático de la ciudad tomada por China. En la caja de cristal se apiñaban cuarenta y cinco antiguos dirigentes de partidos, activistas o ciudadanos que se habían atrevido a participar en unas primarias en el verano de 2020, justo después de que Pekín impusiera una draconiana ley de seguridad nacional. Todos fueron condenados a prisión.
El presidente del tribunal, rodeado de otros dos jueces también nombrados por un Gobierno controlado por Pekín, indicó que no leería las 82 páginas de la sentencia. La peluca enrollada y el vestido rojo y negro son lo que queda del Estado de derecho que antes era el orgullo de Hong Kong. Rápidamente, el magistrado simplemente enumeró los números de los acusados –sin sus nombres– precedidos por D de « demandado » : “D1 = 120 meses, D2 = 81 meses, D3 = 84 meses”etcétera.
El número de condenados y el interés público por este entierro de las libertades políticas fueron tales que hubo que abrir varias salas anexas para permitir la entrada a abogados, familiares, simpatizantes, ciudadanos comprometidos y prensa. Los partidos democráticos habían organizado estas primarias en julio de 2020, con el fin de maximizar sus posibilidades de obtener escaños –lo que por lo demás es política normal– en futuras elecciones legislativas, en un sistema electoral ampliamente favorable a los candidatos prochinos. Algunos querían, en caso de victoria, bloquear la aprobación de los presupuestos, lo que podría haber acabado obligando al ejecutivo local a dimitir.
“Medir qué apertura queda”
La fiscalía y los jueces vieron en ello el deseo de ganar la votación para llevar “una crisis constitucional”conservando así una “complot en vista de la subversión”. El ex profesor de derecho de la prestigiosa Universidad de Hong Kong, que estuvo en el origen de estas primarias, Benny Tai, ha sido condenado a diez años de prisión. Le habrían quitado quince si no se hubiera declarado culpable, señala la sentencia.
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El arrepentimiento temprano durante el proceso, que duró más de tres años y medio desde una redada masiva en enero de 2021, parece haber guiado en gran medida la sentencia, afectando a quienes se negaron a declararse culpables de un delito que entonces era simplemente la vida política ordinaria. Detrás de Benny Tai, presentado como el“arquitecto principal” Por la conspiración, veinte personas fueron condenadas a penas que van de cinco a ocho años de prisión, y otras veinticuatro a cuatro a cinco años.
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