Cuando el destino persiste. Dos niñas neozelandesas, de 4 y 6 años, perdieron a sus padres a causa del cáncer con una semana de diferencia entre mayo y junio de 2024, según informes El Heraldo de Nueva Zelanda. Desde entonces, han sido acogidos por su tío y su tía. La historia conmovió a personas de todo el mundo y recaudó casi 164.000 euros (293.000 dólares neozelandeses) a través de una campaña de donación en línea.
Remisión y luego recaída
Para esta familia, las dificultades comenzaron a principios de 2023. Al padre le diagnosticaron cáncer cerebral. Luego, justo después, la madre se enteró de que tenía cáncer de mama triple positivo. Tuvo que someterse a una cirugía y someterse a seis meses de quimioterapia hasta que estuvo en camino a la remisión. El padre vio cómo su estado seguía deteriorándose.
La situación volvió a empeorar para la madre en febrero de 2024. Sufría migrañas, pérdida de visión, dolores de espalda y fatiga intensa. El padre “se estaba muriendo en ese momento, sabíamos que no volvería a casa, así que todo se atribuyó al estrés”, dijo la tía. Sin embargo, pruebas adicionales realizadas a finales de abril revelaron que en realidad padecía una rara complicación llamada cáncer leptomeníngeo, en el que la enfermedad se propaga al cerebro y la médula espinal.
Dos niñas apoyadas
Finalmente, el padre y la madre fallecieron el 31 de mayo y el 7 de junio respectivamente. “El personal del hospital estaba llorando junto a su cama”, recordó la tía. Ella fue la encargada de dar la noticia a las dos pequeñas, con la ayuda del personal del hospital y de un servicio de apoyo a la salud mental. “Ni siquiera sabían que su padre iba a morir. Entonces tuve que sentarlos y decirles que sus padres iban a morir”, recordó. Desde entonces, las dos niñas viven en su casa de Auckland. Esto era evidente para el tío y la tía, sobre todo porque sus dos hijos, que habían ido a la universidad, ya se habían hecho cargo de sus primos durante la convalecencia de sus padres.
Los dos huérfanos pudieron contar con el apoyo de sus familiares, muchos de los cuales viajaron durante su muerte. Ahora también viven cerca de sus abuelos. “Están increíblemente bien…”, admitió la tía, aunque destacó que el proceso de duelo aún continúa. Por su parte, el tío, que perdió a su hermano, quiso agradecer a las aproximadamente 4.400 personas que participaron en el premio acumulado. “Sólo queremos decir que marcó una enorme diferencia”, dijo.
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