Era lunes 14 de octubre, el antiguo feriado de Cristóbal Colón rebautizado como Día de los Pueblos Indígenas. Rubén Gallego, de 44 años, candidato demócrata al Senado, se puso sus zapatos para caminar antes del amanecer y salió a la carretera para reunirse con los votantes. La carretera o más bien el camino: el que serpentea entre los acantilados del Gran Cañón, la grandiosa formación geológica excavada por el río Colorado en Arizona.
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Objetivo: el pueblo de Supai, unas buenas cuatro horas de caminata y 13 kilómetros más abajo. Aquí vive la tribu Havasupai, aislada del resto del mundo, cuyo nombre se traduce como “gente del agua azul verdosa”en referencia a sus cascadas traslúcidas. Por supuesto, fue un evento de campaña: el candidato, su equipo y una procesión de periodistas regresaron en helicóptero, pero Rubén Gallego fue celebrado por los Havasupai. En nombre de los 160 votantes, la miembro del consejo tribal Juanita Wescogame le habló de la mina de uranio que opera a las puertas de la tribu. Los nativos temen que su agua esté contaminada.
Rubén Gallego, electo a la Cámara de Representantes desde 2015, cumplía una promesa de campaña: visitar todas las tribus indígenas de Arizona. Hay veintidós de ellos, desde los navajos en el norte, que tienen la mayor reserva del país, hasta los apaches en el este, comprometidos en una feroz lucha contra las minas de cobre de Oak Flat, y los indios del río Gila. , en los alrededores de Phoenix, ricos gracias a sus casinos y su derecho ancestral al agua, o a los Tohono O’odham, en la frontera con México, que lideraron la lucha contra el muro de Trump.
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La terquedad dio sus frutos. Una semana después de las elecciones del 5 de noviembre, Rubén Gallego fue declarado ganador de la carrera senatorial de Arizona, la última carrera aún incierta en la competencia por el control de la cámara alta, el lunes 11 de noviembre. Tras este resultado, los republicanos obtuvieron 53 escaños y los demócratas 47. Aunque las encuestas le sitúan a la cabeza –a veces con una ventaja de hasta 5 puntos– Gallego sólo aventajaba a su rival Kari Lake por unos 73.000 votos (en más de de 3 millones). Pero lo hizo mejor que Kamala Harris, que perdió el estado conquistado, seguramente por menos de 11.000 votos, por Joe Biden en 2020.
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Rubén Gallego se postuló para el escaño de Kyrsten Sinema, una ex ambientalista, ahora demócrata, elegida en 2018 para el escaño de John McCain, el candidato republicano a la Casa Blanca en 2008. En el Senado, había irritado a la base demócrata al haciendo varias veces el juego republicano. Desautorizada por el partido, renunció a una candidatura independiente en marzo.
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