La cooperación militar entre Corea del Norte y Rusia se está intensificando, después de que soldados norcoreanos fueran enviados a Rusia a finales de octubre. Una iniciativa que no sólo preocupa a Ucrania. Para Corea del Sur, esta operación sería un “ensayo general”, que reaviva el riesgo de escalada en la península de Corea.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo el jueves que los soldados norcoreanos habían “participado en las hostilidades” y habían sufrido “pérdidas”. El viernes, el Kremlin evitó la pregunta. Corea del Norte nunca ha enviado tropas a combatir en el extranjero.
Citando la inteligencia estadounidense, el jefe de la diplomacia Antony Blinken ya había mencionado un despliegue norcoreano en la región rusa de Kursk, atacada por Ucrania en agosto. Según él, estos soldados están equipados con uniformes rusos y entrenados en artillería, drones y operaciones de infantería, incluida la limpieza de trincheras, lo que demuestra que Moscú “tiene toda la intención de utilizar estas fuerzas en operaciones de primera línea”.
¿Carne de cañón o fuerzas especiales? Los analistas surcoreanos favorecen la segunda opción. “Si las pérdidas son inseparables de la guerra, ¿qué sentido tendría enviar tropas incompetentes (…) para entrenarlos?” dice Yang Moo-jin, presidente de la Universidad de Estudios de Corea del Norte en Seúl.
Las cifras no son verificables, pero los occidentales citan alrededor de 10.000 soldados norcoreanos desplegados, 11.000 según Kiev. O unos diez días de combate, según las estimaciones de pérdidas rusas. “Si Rusia tiene problemas de personal, se necesitarán muchos más soldados norcoreanos para resolverlos”, dice el general australiano retirado Mick Ryan. Otros objetan que este volumen no será despreciable si los soldados permanecen en la región de Kursk.
Las fuerzas especiales de Pyongyang son entrenadas primero para prevenir un golpe, con “comisarios políticos (que) firman cada decisión militar”, escribe Fyodor Tertitsky de la Universidad Kookmin en Seúl. “La cuestión sigue siendo si este engorroso sistema se adaptará a las necesidades de la guerra en Ucrania”, lo que sería “imposible sin el acuerdo personal de Kim Jong-un”. Las tropas norcoreanas no han combatido desde 1953 y se espera que sufran contra los ucranianos que han estado en guerra durante dos años y medio.
“Compartir lecciones sobre el combate moderno, en particular el uso integrado de drones, misiles balísticos y de crucero, será de gran interés para Corea del Norte”, asegura Mick Ryan, citando también la guerra electrónica y “los conocimientos extraídos de las armas occidentales recuperadas en Ucrania”.
Pero también ocurre lo contrario: en medio de las tensiones en la península, “Seúl parece querer aprovechar la oportunidad para obtener información sobre su enemigo”, sostiene Fyodor Tertitsky. Sobre todo porque el cierre de la frontera a causa de la pandemia de Covid-19 ha reducido considerablemente la llegada al sur de refugiados del norte, que constituyen la “principal fuente de información” de Seúl sobre su vecino.
La OTAN quiere convencer a Trump
La OTAN y sus socios en Asia -Corea del Sur, Japón, Australia y Nueva Zelanda- condenaron “enérgicamente” el viernes el compromiso de Corea del Norte junto a Rusia en su “guerra de agresión” contra Ucrania.
“El despliegue de miles de combatientes (de Corea del Norte) constituye una peligrosa intensificación del ya sustancial apoyo prestado por este país a la guerra de agresión que Rusia está librando, de forma totalmente ilegal, contra Ucrania”, indicó la Alianza Atlántica en un comunicado de prensa. , precisando que sus socios en Asia y Ucrania se han sumado a este texto.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, dijo el jueves que quería reunirse lo antes posible con el presidente electo, Donald Trump, para discutir este compromiso de Corea del Norte, que constituye, según él, una amenaza no sólo para Europa, sino también para Estados Unidos.
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