Hace una semana, para ridiculizar a Biden por llamar “basura” a los trumpistas, Trump se subió a un camión de basura y vistió un traje de basurero para su mitin.
El simbolismo fue poderoso y el gesto premonitorio porque, digámoslo sin rodeos, ¡al obtener la victoria electoral, Trump está sacando la basura de la Casa Blanca!
Misoginia
Para justificar la aplastante derrota de Harris, algunos han argumentado que ella no logró “romper el techo de cristal” debido a la misoginia estadounidense. ¡Qué excusa más fácil!
Kamala Harris no perdió por ser mujer. Perdió porque era una candidata mediocre que respiraba mentiras.
Su carrera política está marcada por fracasos y controversias, y su desempeño como vicepresidenta es lamentable.
Su lamentable gestión de la crisis migratoria en la frontera sur, su risa excesiva y francamente anormal durante las entrevistas serias, su falta de visión clara y de propuestas concretas, sus huecas intervenciones públicas, son todos factores que han contribuido a su pérdida de credibilidad.
Para aumentar su popularidad, también hizo desfilar a celebridades como Taylor Swift, Beyoncé y Oprah. Pero este tipo de distracción no sustituye a un programa sólido. La política requiere profundidad de análisis y sinceridad en los compromisos, no apariencias glamorosas.
Sin embargo, entre esta estrategia superficial y su cruel falta de sustancia, proyectaba la imagen de un títere fabricado por la maquinaria democrática, y no la de un líder con fuerza propia, voz propia y personalidad propia.
Chantaje
Al elegir a Trump, los estadounidenses optaron por sancionar la incompetencia en lugar de ceder al chantaje de género. ¡Esta es una prueba de madurez democrática, no de misoginia!
Así que los demócratas deberían dejar de esconderse detrás de falsas excusas y empezar a presentar candidatos competentes, independientemente de su género y color.
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