Los aliados de Xi Jinping le causan muchos problemas.Imagen: piedra angular
La agresiva política de expansión de China es vista como una amenaza por muchos de los vecinos de la República Popular. Pero por ahora, son principalmente los aliados de Beijing, en particular Rusia, quienes molestan al presidente chino Xi Jinping.
Patrick Diekmann / t-online
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La semana pasada, China e India alcanzaron un acuerdo destinado a poner fin a los conflictos violentos en torno a la frontera de la provincia india de Ladakh, en la región del Himalaya. Los líderes de los dos países más poblados del mundo han acordado reintroducir patrullas conjuntas en la frontera en disputa. Este paso marca un importante punto de inflexión para ambas naciones y envía una fuerte señal a todo el continente asiático.
Este es un paso importante para alejarnos de un posible conflicto armado. La disputa fronteriza ciertamente no está resuelta y sigue siendo posible que se produzcan otras escaladas, pero la región finalmente puede respirar. Sobre todo porque China atraviesa actualmente tiempos económicos difíciles. Hace apenas dos semanas, el servicio de estadísticas de China reveló una desaceleración continua en el crecimiento económico de la República Popular.
Narendra Modi y Xi Jinping en la cumbre de los Brics en Rusia: su acercamiento es una señal fuerte.Imagen: piedra angular
En el tercer trimestre, la segunda economía del mundo registró un crecimiento del 4,6% respecto al mismo periodo del año anterior, un 0,1% menos que en el trimestre anterior. Por tanto, la economía china está registrando su crecimiento más débil desde principios de 2023.
Esto está creando un clima de preocupación en Beijing, donde los líderes están considerando nuevas deudas y un paquete de estímulo para abordarlas. En este delicado contexto, el presidente chino Xi Jinping está tratando de encontrar un equilibrio sutil en sus relaciones con Occidente. Sin embargo, son sobre todo sus vecinos geográficos y sus aliados los que actualmente plantean un problema para China.
Apoya a Putin, pero ¿a qué precio?
El ejemplo más obvio es el de la relación chino-rusa. Vladimir Putin y Xi Jinping son socios estratégicos cercanos, algo que subrayan periódicamente durante sus apariciones públicas conjuntas. Dado que Putin se separó en gran medida económicamente de los países occidentales, China, hambrienta de energía, compra felizmente materias primas rusas con descuento, mientras sus productos inundan el mercado ruso, llenando los vacíos dejados por las empresas occidentales.
Un trago con Putin.Imagen: piedra angular
Pero ésta es sólo una faceta de esta alianza. En el frente de la seguridad política, la guerra de agresión de Putin en Ucrania es una fuente de irritación para Beijing. Según diplomáticos chinos, Los líderes chinos siguen perplejos por la incapacidad del ejército ruso de ganar la guerraincluso después de dos años y medio de lucha.
Xi Jinping apoya a Putin porque este último parece más confiable para China como líder de Rusia y ahora depende económicamente de la República Popular. Sin embargo, esta guerra también tiene consecuencias negativas para la economía mundial: inflación, escasez de materias primas, aumento del gasto militar. Esto compromete el modelo económico chino, que se basa en el buen funcionamiento del comercio internacional. Al mismo tiempo, los estados occidentales están revisando su dependencia de Rusia y cuestionando sus cadenas de suministro con China.
Muchas empresas europeas buscan ahora diversificar su producción mirándose hacia la India u otros países del Sudeste Asiático. Para evitar un aislamiento total de Occidente, Xi Jinping se ha mantenido alejado del conflicto en Ucrania, negándose a enviar armas directamente a Rusia. Por otro lado, China sigue brindando apoyo financiero y político al Kremlin en el escenario internacional, lo que complica sus relaciones con Occidente.
Kim Jong Un causa tensión
Para complicar aún más la situación para Beijing está el hecho de que Rusia ha entrado en una alianza con otro vecino problemático, Corea del Norte. Durante su visita a Corea del Norte en junio pasado, Putin firmó un pacto de asistencia mutua con el dictador Kim Jong-Un, que compromete a ambas naciones a intervenir si cualquiera de ellos es atacado. Según se informa, Corea del Norte ha enviado miles de tropas a Rusia para apoyar a Putin en la guerra en Ucrania, un nuevo paso en esta escalada.
Vladimir Putin y Kim Jong-Un: la guerra de agresión rusa contra Ucrania conduce a una alianza de autócratas.Imagen: piedra angular
Esto también demuestra el distanciamiento de Corea del Norte de China, su principal protector. Desde 1961, los dos países han estado vinculados por un tratado de defensa y alguna vez se consideraron aliados ideológicos en la lucha por el comunismo. Pero ese período ya pasó y las relaciones entre China y Corea del Norte han sido tensas durante mucho tiempo.
China está molesta por las amenazas de aniquilación de Corea del Sur y Estados Unidos por parte de Kim Jong-Un y por las tensiones regionales provocadas por su programa nuclear. Peor aún, al evocar una guerra en Europa, Kim Jong-Un podría provocar una confrontación geopolítica más ampliaexacerbando las tensiones con Estados Unidos, lo que va en contra de los intereses de Beijing.
Además, Putin ha prometido apoyo militar a Corea del Norte, lo que podría hacer que el régimen de Kim Jong-Un sea aún más agresivo. Beijing teme que esto pueda llevar a aliados clave de Estados Unidos en el Indo-Pacífico, como Japón y Corea del Sur, a aumentar también sus capacidades militares, un escenario de pesadilla para Xi Jinping.
China, sin embargo, sigue siendo el principal apoyo económico de Corea del Norte, pero las disensiones ideológicas entre los dos países están aumentando. Según la plataforma inglesa El diario de CoreaCorea del Norte habría declarado repetidamente que si Japón es un “enemigo centenario”, China sería un “enemigo milenario”.
Corea del Norte critica particularmente a China por no ser más ofensiva hacia Estados Unidos. En Beijing, el régimen de Kim Jong-Un es visto como arcaico y resistente a cualquier modernización, lo opuesto al camino de apertura adoptado por China desde los años 1980.
China fracasa en Myanmar
La situación en Myanmar también es una fuente de preocupación en materia de seguridad para los líderes chinos. El régimen militar existente, apoyado por Beijing, podría perder la guerra civil en curso. China ha invertido mucho en infraestructura y megaproyectos en Myanmar, confiando en los generales corruptos responsables del golpe. Sin embargo, Beijing está ahora frustrado por el aparente fracaso del régimen militar, que no logra estabilizar el país.
La frontera común, donde grupos rebeldes tomaron recientemente el control de los puestos fronterizos, es motivo de preocupación para Xi Jinping, que aspira a un retorno a la calma y la paz en Myanmar para que el comercio pueda reanudarse con normalidad. Beijing intentó organizar negociaciones de paz entre las distintas facciones, pero fue en vano.
Al final, China aprende una amarga lección de sus relaciones con sus vecinos: aunque se ha convertido en una superpotencia económica y militar, esta influencia sigue siendo difícil de ejercer para Xi Jinping. Las relaciones con Corea del Norte y Rusia muestran que China todavía duda en presionar a estos regímenes aliados. Lo mismo ocurre con Myanmar, donde Beijing parece incapaz de restablecer la paz.
La estrategia de moderación de China permite a estos aliados actuar en contra de sus intereses. Xi Jinping todavía parece estar buscando una manera de ejercer una mayor influencia, pero esto sigue siendo un acto de equilibrio muy complejo para la República Popular.
Traducido del alemán por Anne Castella.
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