Publicado el 1 de noviembre de 2024 a las 15:08 horas. / Modificado el 1 de noviembre de 2024 a las 15:10 horas.
El único plano encuadrado es el del cartel, el montaje parece desordenado, la historia terriblemente repetitiva y, sin embargo, es una película que impacta. Sin duda porque nos lleva a donde nadie va a ver: una región de Cisjordania que Israel ha decidido vaciar de su población para instalar allí una base militar y asentamientos. Como forma de resistencia, se formó un colectivo de cuatro jóvenes cineastas (dos palestinos y dos israelíes) para documentarlo. Después de cinco años de trabajo marcados por los conocidos acontecimientos de Gaza, el resultado fue galardonado con los Premios del Público en festivales, empezando por el de Berlín y el de Nyon. Esto mereció un intento de estreno en salas por parte de Ciné-Doc, un nuevo distribuidor especializado.
El caso se desarrolla en Masafer Yatta, una veintena de aldeas situadas en las colinas al sur de Hebrón. La región fue declarada “zona militar” en la década de 1980, pero después de una larga batalla legal que terminó con la autorización de evacuación, las topadoras entraron en acción. Hijo de activistas, Basel Adra comenzó a registrar esta violencia para alertar a la opinión pública a través de las redes sociales. En 2019, de su encuentro con el periodista israelí Yuval Abraham surgió la idea de una película. Los encontramos en la pantalla charlando como amigos o en situaciones tensas enfrentándose a soldados. Y es este doble compromiso, como testigos y como actores, lo que hace que la película sea valiosa.
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