Frente a la casa de Susan Stepp hay una caravana tumbada de lado. Fue derribado por sorpresa por tornados en Fort Pierce, una ciudad en la costa este de Florida, incluso antes de que el huracán Milton tocara tierra a más de 120 millas de distancia.
“Fue simplemente horrible. Escuché cosas bastante terribles”, dice este septuagenario con cara de pesar, refiriéndose a las personas que murieron.
“El tornado levantó nuestra caravana de 22 toneladas y la arrojó sobre el césped”, explica su marido Bill, de 72 años, “completamente aturdido” por la fuerza de la tromba marina.
Florida, ya golpeada por el huracán Helene, fue barrida por Milton de oeste a este después de tocar tierra el miércoles por la noche. Al menos diez personas perdieron la vida.
Si se evitara el “peor de los casos”, según las autoridades, una serie de tornados e inundaciones inesperadas sorprendieron a los residentes.
Las bandas exteriores de un huracán “son conocidas como lugares donde se forman los tornados”, explica a la AFP Jana Houser, académica especializada en este fenómeno.
Debido al cambio climático, las aguas cada vez más cálidas del Golfo de México han proporcionado a Milton “más combustible”, añade.
– “Parece que viene un tren” –
Más al norte, en Cocoa Beach, un tornado voló las ventanas de una peluquería y voló el techo de un banco. Pero no hay víctimas que lamentar en esta estrecha franja de tierra costera.
Katherine y Larry Hingle dijeron que estaban sentados afuera de su apartamento viendo crecer el río el miércoles cuando golpeó la tromba marina.
“Dije: ‘Parece que viene un tren'”, dijo a la AFP Katherine Hingle, de 53 años, mientras paseaba a su perro para evaluar los daños.
Su marido, Larry Hingle, de 52 años, dijo que el viento cambió de dirección “rápida y violentamente”. “Habíamos visto advertencias en la televisión, pero es raro ver un tornado en Cocoa Beach. Fue bastante loco”, dijo.
El ruido era “surrealista”, dice Katherine Hingle, y su marido lo describe como “metal crujiente”.
Y luego “la calma se calmó durante mucho tiempo”, todavía recuerda Katherine Hingle. Entonces llegó realmente el huracán. “Durante toda la noche hubo cortes de energía” y este “viento constante y chirriante”, añade Larry.
No muy lejos, un octogenario que no quiso dar su nombre examina los daños en el aparcamiento de una residencia. Una parte rota del techo provocó la rotura del parabrisas de un vehículo y del techo de otro.
“He visto muchas tormentas, pero ésta fue la peor”, confiesa este vecino, que también menciona el sonido de “un tren que pasa”.
– “Encontrarse sin nada” –
En la costa oeste de Florida, Lidier Rodríguez y Sandra Escalona están exhaustas. El jueves por la mañana, dicen, el agua comenzó a inundar su apartamento en Clearwater. La pareja tuvo que refugiarse arriba, desde donde observaron a los servicios de emergencia desplegados en embarcaciones para ayudar a otros residentes a evacuar.
“Todo está arruinado”, señala Lidier Rodríguez, que vive en Florida desde hace dos décadas. “Pero al menos estamos vivos. Eso es todo lo que nos queda”.
Decenas de vecinos salen de sus casas, visiblemente aturdidos, con algunas pertenencias en bolsas y sus mascotas en brazos.
Nadie esperaba semejante inundación en un barrio que no formaba parte de la zona de evacuación obligatoria y que anteriormente no había sido dañado por Hélène.
Cuando Sandra Escalona vio una fuga de agua en su apartamento, pensó que un vecino había dejado un grifo abierto. Antes de que te preocupes.
“Todo sucedió muy rápido. El agua llegó de repente y muy dura”, recuerda. “Corrimos a buscar unos papeles, el perro y salimos por la puerta. Pasamos la noche delante de la puerta del vecino de arriba.»
Hoy, ella y su marido dicen estar perdidos, con, dice este último, “la impresión de tenerlo todo y de repente encontrarse sin nada”. “No sabemos adónde ir”.
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