El 6 de enero, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió contra cualquier partición de Siria, donde Ahmad el-Chareh [alias Abou Mohammed al-Joulani]el jefe de la organización Hayat Tahrir al-Sham [HTS, ex-Front al-Nosra, autrefois lié à al-Qaïda]tomó el poder con el apoyo de grupos armados pro-turcos unidos dentro del Ejército Nacional Sirio.
“No podemos permitir que Siria se divida bajo ninguna circunstancia y si vemos el más mínimo riesgo tomaremos rápidamente las medidas necesarias. […] Tenemos los medios”, declaró Erdogan.
A priori, esta advertencia concierne a las Fuerzas Democráticas Sirias [FDS]Compuesto principalmente por combatientes kurdos a quienes Ankara acusa de estar en contacto con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán. [PKK]considerado un grupo terrorista. Y, más allá de eso, a Estados Unidos, que los apoya.
“No hay lugar para el terrorismo y quienes apoyan el terrorismo serán enterrados con sus armas”, afirmó el presidente turco. “Si el riesgo se hace evidente, podemos intervenir de repente, de la noche a la mañana”, añadió, utilizando una de sus fórmulas habituales. “Tenemos la capacidad”, insistió.
Esta declaración se produjo cuando los enfrentamientos entre combatientes kurdos sirios y grupos armados afiliados a Ankara acababan de dejar un centenar de muertos en los alrededores de la ciudad de Manbij.
Dicho esto, la advertencia de Erdogan también podría dirigirse a Israel que, tras la caída del régimen de Bashar al-Assad, lanzó una incursión armada en la parte siria de los Altos del Golán. Sin embargo, por el momento, las intenciones israelíes siguen sin estar claras.
Se trata de una “medida limitada y temporal adoptada por razones de seguridad”, aseguró Gideo Saar, ministro de Asuntos Exteriores del Estado hebreo. Excepto que, por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, prometió que “el Golán sería parte del Estado de Israel por la eternidad”.
En cualquier caso, esta incursión no mejorará las relaciones entre Israel y Turquía, que han estado en desacuerdo desde que Erdogan amenazó con intervenir contra las FDI en julio pasado.
“Debemos ser muy fuertes para que Israel no pueda hacer estas cosas ridículas a Palestina. Así como entramos en Karabaj, así como entramos en Libia, podríamos hacer lo mismo. No hay ninguna razón por la que no podamos hacerlo… Debemos ser fuertes para poder tomar estas medidas”, dijo durante una reunión del AKP, el partido del que proviene. Claramente, sugirió enviar mercenarios, reclutados entre grupos rebeldes sirios alineados con los intereses turcos.
Obviamente, los comentarios de Erdogan fueron tomados en serio por la comisión Nagel, que reúne a doce expertos en cuestiones militares y de seguridad. [dont l’ex-général Jacob Nagel, qui lui a donné son nom]. Su misión es asesorar al gobierno israelí mediante recomendaciones sobre política de defensa.
Así, en el último informe sobre el presupuesto de defensa y la estrategia de seguridad que presentó el 6 de enero, y según el resumen realizado por el Jerusalem Post, la comisión Nagel considera que Israel debe prepararse para una “confrontación directa con Turquía”.
“La ambición de Turquía de recuperar la influencia que tuvo durante la era otomana podría provocar un aumento de las tensiones con Israel, que podrían degenerar en un conflicto”, estima la comisión Nagel. Además, es probable que el hecho de que haya facciones sirias alineadas con Ankara “cree una nueva y poderosa amenaza a la seguridad de Israel”. Una amenaza que podría ser incluso “más peligrosa” que la que encarna Irán.
Además, la comisión Nagel recomienda aumentar el presupuesto de defensa en 15 mil millones de shéquels. [3,98 milliards d’euros] por año durante los próximos cinco años para garantizar que las fuerzas israelíes “estén equipadas para enfrentar los desafíos planteados por Turquía y otras amenazas regionales”.