No hubo tregua de fin de año en Gaza. Entre el 24 y el 30 de diciembre, 203 palestinos murieron allí a manos del ejército israelí y 574 resultaron heridos, según la ONU. El 27 de diciembre, las tropas de ocupación evacuaron el hospital Kamal Adwan, el último establecimiento sanitario funcional en el norte del enclave, antes de dinamitar sus servicios esenciales. “No se dejó nada al azar. Se trataba de aniquilar definitivamente la capacidad de brindar cuidados”, denuncia el colectivo Blusas Blancas por Gaza.
Entre el 7 de octubre de 2023 y el 30 de diciembre de 2024, la ONU contabilizó al menos 45.541 muertos y 108.338 heridos en Gaza. Durante este período, el enclave perdió el 6% de su población, o alrededor de 160.000 habitantes, según la Oficina Central Palestina de Estadísticas, que sumó las muertes, los desaparecidos y las personas obligadas a huir del territorio. La ilustración de una política calificada de genocida por tres ONG de referencia mundial: Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Médicos sin Fronteras (MSF). Un genocidio perpetrado, recordémoslo, con el apoyo –y las armas– de las principales potencias occidentales.
Los autores de esta limpieza étnica no pretenden detenerse ahí. El 31 de diciembre, ocho miembros de la coalición gobernante exigieron que el ministro de Defensa, Israel Katz, ordenara “la destrucción de todas las fuentes de agua, alimentos y energía en el norte de la Franja de Gaza”. ”, y matar a cualquier habitante “que no salga con bandera blanca”. Y a finales de enero, la entrada en vigor de dos leyes aprobadas por la Knesset, que prohiben efectivamente las actividades de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), “dará como resultado la prohibición de una gran parte de ayuda vital para los palestinos y empeorar una situación humanitaria ya catastrófica”, denuncia MSF.
En este contexto, la defensa de la UNRWA representa un aspecto fundamental de la solidaridad con el pueblo palestino. También pasa por Suiza. El 17 de febrero, el Comité de Política Exterior del Consejo de Estados volverá a examinar tres mociones que exigen el fin de la financiación suiza de la agencia de la ONU, antes de que el pleno se ocupe del asunto, probablemente en marzo. ¿La Cámara de Cantones hará un mínimo gesto de apoyo al pueblo palestino, o se alineará con el gobierno genocida de Benjamín Netanyahu, como hizo la Cámara Nacional?
Hasta entonces, nuestros ojos deben permanecer centrados en los funcionarios electos que se están preparando para tomar esta decisión fundamental.