En Siria, millones de niños creen en un futuro mejor desde la caída de Bashar al-Assad

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Franceinfo se reunió con niños en Damasco, una semana después de la caída del régimen de Assad.

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Publicado el 15/12/2024 10:23

Tiempo de lectura: 2min

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Mohamed, de 13 años, quiere ser arquitecto. Damasco (Siria), diciembre de 2024 (BENJAMIN THUAU / RADIO FRANCIA)

Una semana después de la caída del régimen de Assad, la vida vuelve a la normalidad: los niños, por ejemplo, volverán a la escuela el domingo 15 de diciembre. Los niños que, según Unicef, “hemos sufrido bastante y merecemos un futuro de paz, dignidad y oportunidades”. Hay 8,5 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria.

Ramán tiene 11 años. Se abre paso entre los vagones con su gran carro de hierro: vende verduras con su padre. Desde la caída del régimen, ha notado cambios: “Hay una diferencia. Ya no hay policías en la calle, todo está mucho mejor”. Normalmente Raman va a la escuela, “Pero como no hay escuela, ayudo a mi padre. El domingo vuelvo”.

“Tenemos un futuro ahora, se regocija Ramán. Los presos han sido liberados y ya no hay policías en las calles”. Raman cree lo que ve y para todos los sirios que solían mirar hacia abajo ante las fuerzas del régimen, esta simple diferencia es importante. Unos metros más adelante, franceinfo se encuentra con un niño que empieza a aprender francés. Sultán tiene 10 años y dice: “El régimen de Bashar al-Assad ha caído. Ya no es presidente de Siria. A partir de ahora habrá electricidad las 24 horas del día.”

Aquí también es concreto: no más policía en las calles ni electricidad en casa. Éste todavía no es el caso en Damasco. Su madre está justo a su lado, le vuelve a poner el sombrero en las orejas y la bufanda alrededor del cuello. Ella lo cuida. Ella cree que ahora hay futuro para su hijo: “Por supuesto que va a ser mejor, debe ser mejor, porque no era la vida que teníamos. Ahora estamos empezando a vivir, para nuestros hijos y para nosotros, eventualmente”.

El deseo de padres, hijos y sirios es lograr pasar página de 50 años de dictadura. Sobre un pequeño muro de piedra, uno de ellos mira a su alrededor con aire travieso y mirada tranquila: “Mi nombre es Mohamed Ibrahim Aljazim. Tengo 13 años. Siento alegría, felicidad. En Siria, lo veo a mi alrededor, todo el mundo está feliz y optimista”. Más tarde, Mohamed quiere “conviértete en arquitecto para reconstruir [son] paga.” Una respuesta instintiva: estos niños son el futuro de un país que debe reconstruirlo todo.


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