La consultora estadounidense McKinsey acordó pagar 650 millones de dólares en virtud de un acuerdo de procesamiento diferido (DPA) con el gobierno estadounidense para evitar un juicio penal por su papel en la crisis de los opiáceos.
Según el acuerdo registrado el viernes ante un tribunal de Virginia (este), la empresa estará bajo vigilancia durante cinco años por haber contribuido a la crisis de los opioides asesorando a grupos farmacéuticos como Purdue Pharma, fabricante del analgésico OxyContin.
El documento precisa que McKinsey ya ha pagado cerca de mil millones de dólares en el marco de varios acuerdos celebrados fuera de los tribunales desde 2019, entre ellos más de 640 millones con los cincuenta estados y varios territorios americanos y más de 345 millones en procedimientos civiles. El grupo también fue multado por la Policía de la Bolsa de Valores de Estados Unidos (SEC) por controles internos deficientes. Contactada por la AFP, la empresa no respondió de inmediato.
Retirada de todos los consejos sobre estupefacientes
Según el acuerdo, McKinsey no se benefició de cierta buena voluntad de las autoridades estadounidenses porque no reveló a tiempo los hechos alegados. Por otra parte, su cooperación ex post facto y las medidas adoptadas posteriormente jugaron a su favor durante estas negociaciones.
En particular, se comprometió a no seguir asesorando a las empresas sobre el desarrollo, la fabricación, la promoción, la comercialización, la venta o el uso de un opiáceo o cualquier otro estupefaciente.
También despidió a dos empleados por destruir documentos en este caso. McKinsey había aconsejado en particular a Purdue Pharma que la ayudara a impulsar las ventas de OxyContin, afirmó el estado de Nueva York en una denuncia. El gabinete le recomendó en particular centrarse en las dosis elevadas, consideradas las más lucrativas pero muy adictivas.
Generalmente se considera que la prescripción excesiva de este medicamento desencadenó la crisis de los opioides en Estados Unidos.
Según datos de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC), más de 700.000 personas murieron entre 1999 y 2022 por una sobredosis relacionada con la ingesta de opiáceos, obtenidos con receta o ilegalmente. Por primera vez desde 2018, el número de muertes relacionadas con los opiáceos (principalmente fentanilo) disminuyó en 2023 (81.083 muertes) en comparación con el año anterior (84.181 muertes).