Un 62% de los encuestados afirma estar acostumbrado a celebrar la Navidad en el trabajo.
AFP
Las fiestas de fin de año son un ritual obligado en muchas empresas, un factor de cohesión que también puede vivirse como un mal momento para atravesar. “En casa hay luz. Colocamos árboles de Navidad, pero eso es todo”, dijo a la AFP Charles, director de una pyme parisina del sector de la movilidad. “Hacer más parece una molestia”, afirma, refiriéndose en particular al aspecto personal de la Navidad y a la diversidad de equipos que pueden crear “incomodidad”.
Según una encuesta realizada por Qapa, plataforma de contratación, en 2022, el 62% de los encuestados dice tener la costumbre de celebrar la Navidad en el trabajo.
Un evento hipócrita para algunos.
En la agenda de estas celebraciones de fin de año: los encuestados citan en primer lugar la decoración (66%), seguido del intercambio de regalos o “Santa secreto” (38%) y la comida compartida (23%). Algunas empresas también juegan la carta del día del suéter feo, el tercer viernes de diciembre o el 20 de diciembre de este año.
Pero muchos levantan la nariz cuando se acerca este momento: el 59% considera que este tipo de eventos corporativos son “muy hipócritas” y el 46% los ve como “un mal momento para pasarlo”. Por tanto, estos pequeños momentos festivos se aprecian de diferentes maneras.
Emma, que trabaja en una start-up medioambiental, espera un momento “bonito”. Su empresa organiza una merienda con intercambio de regalos sostenibles: eligió chocolate orgánico elaborado en un taller que emplea a personas en integración y con discapacidad.
Momentos incómodos
Anne, ejecutiva de una empresa de transportes, evoca episodios “a menudo unificadores”, pero también “momentos embarazosos”. En el lado unificador cita los concursos de decoración navideña en espacios abiertos o los robos de árboles entre departamentos. En el lado complicado, menciona por ejemplo el caso en el que estos momentos coinciden con aumentos/bonificaciones con personas que “pierden los estribos” alegando que no tenían suficiente para dar regalos.
Lo cierto es que Camy Puech, fundadora de la firma Qualisocial, especializada en salud mental en el trabajo, elogia estos momentos argumentando que “lo colectivo es la palanca del éxito”. “Hay pocas oportunidades naturales para poner lo colectivo en el centro del acontecimiento”, añade, subrayando que la Navidad, “libre de lógicas religiosas”, es una de ellas. “Tenemos que ir a por todas”, afirma, subrayando que hay que “evitar imponer” y proponer fórmulas diferentes para que cada uno encuentre su camino.
Y añadió que no hay que escuchar “al 10% que se queja”, porque como en las celebraciones familiares, “siempre hay un gruñón en la familia. ¡Eso no significa que no tengamos cena de Navidad! Mismo rechazo a la cuestión del coste “en relación con el mensaje enviado”. Pero, dice un ejecutivo de un gran grupo público, “estamos cancelando muchos eventos, ¡es una crisis!” En un momento en el que todo el mundo tiene que esforzarse, “la central no puede gastar dinero en bebidas”, afirma.
Controlar el consumo de alcohol.
La directora de recursos humanos del grupo de ingeniería Setec, Biljana Kostic, confirma también la importancia de estos momentos. Pero el grupo, que emplea a unas 3.200 personas en Francia, “fomenta más bien momentos amistosos entre colegas” que una gran reunión “con un montón de personas invitadas, pero donde al final nadie ve a nadie” ni habla entre sí.
François Hubert, abogado del bufete Voltaire, recuerda que “la ley no dice nada” sobre estos momentos festivos, pero que, no obstante, los empresarios deben tener “una mayor vigilancia” para garantizar que se preserve la salud y la seguridad de los empleados. Uso “supervisado y moderado” de alcohol.
También subraya que “tampoco podemos obligar” a un empleado a participar. Y citar una sentencia dictada el 9 de noviembre de 2022 por el Tribunal de Casación que dictaminó que el empleado de una empresa no podía ser despedido por negarse a respetar los valores “fun & pro” de su empresa.
(afp/er)