Ddomingo 1es En diciembre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció en un comunicado de prensa que concedería el indulto a su hijo. Un indulto presidencial de última hora, que permite a Hunter, de 54 años, escapar de las penas previstas en casos de posesión ilegal de armas de fuego y evasión fiscal. Aquí está cubierto por todos los errores que habría cometido entre 2014 y 2024.
Traicionando una promesa repetida muchas veces, Joe Bien reunió así a la gran hermandad de padres que juran que no harán excepción excepto esta vez. Por supuesto, parecía tener buenas razones para no cumplir con lo que se había comprometido: “Se ha señalado a Hunter únicamente porque es mi hijo, y eso está mal. » Al igual que los padres que se retractan de sus amenazas, porque si su hijo suspendió el examen es porque el maestro se lo tiene en cara.
Presidente honorario del club de padres sorprendidos haciendo lo que dijeron que nunca harían, Biden se suma, con un poco más de visibilidad, a quienes habían repetido: “No cuentes conmigo para conseguirte tu pasantía de tercer año.mi », Antes de hacer algunas llamadas telefónicas, los que habían estado reflexionando: “Si cree que puede traerme su ropa ahora que tiene su estudio”. antes de iniciar un lavado a 60°C, quienes se habían asegurado: “Toma el auto esta noche, pero si te multan, la pagas…” los maestros de “no tendrás nada para Navidad” Pronunció en julio, los sobrecualificados en la crianza de los hijos, en este arte de negarse a uno mismo. El inquilino de la Casa Blanca se pone al frente de la liga de padres que no tienen la impresión de traicionar la justicia sino de corregir una injusticia (“¡Él tomó por los demás en el consejo de clase! »), la internacional de los padres cuya indulgencia es ciertamente legítima, pero que sería menos cuestionable si no se ejerciera únicamente en beneficio de sus hijos.
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¿Cómo los reconocemos?
Cuando acaban de renunciar a uno de sus compromisos, salvan las apariencias con una frase definitiva como: “Lo discutimos bien y él se comprometió a…” Están en contra del pistón pero se preguntan cómo ayudar a sus hijos. Dan discursos sobre la importancia de hacer las cosas uno mismo para ganar confianza en uno mismo pero hacen los deberes de los pequeños, porque “Hay mucho en juego”. Se habían prometido nunca incorporar a sus hijos a su negocio, pero descubrieron que, dadas sus cualidades, sería una pena privarse de sus habilidades. Amenazan con suspender plan móvil, descubren que eso genera costos y cambian la sanción.
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