En la apertura del juicio en Venecia en septiembre, advirtió contra un “juicio mediático” e insistió la semana pasada en la ausencia de “circunstancias agravantes”, como la premeditación.
Pero según el fiscal Andrea Petroni, Turetta actuó con “particular brutalidad” hacia su pareja antes de huir con la víctima en su coche.
El cuerpo fue encontrado una semana después de su desaparición en un barranco cerca del lago Barcis, al norte de Venecia, y Turetta fue arrestado al día siguiente cerca de Leipzig, Alemania.
El padre de Giulia, Gino Cecchettin, se negó a comentar sobre la posible sentencia. “Ya estoy muerto por dentro”, dijo a la radio pública Rai la semana pasada. “Para mí, nada cambiará. Nunca volveré a ver a Giulia”.
“Lo único que puedo hacer (…) es asegurar que haya el menor número posible de casos como el de Giulia, que haya menos padres que tengan que llorar a una hija fallecida.”
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“El patriarcado mata”
El asesinato de Giulia Cecchettin ha reavivado el debate sobre la violencia contra las mujeres en Italia, donde la cultura del coqueteo suele ir de la mano de comportamientos machistas y sexistas.
Miles de personas asistieron a su funeral y su padre imploró a los hombres que “cuestionaran la cultura que tiende a minimizar la violencia por parte de hombres aparentemente normales”.
La hermana de Giulia, Elena, llamó a una revolución cultural, instando a “quemarlo todo”, mensaje escrito desde entonces en paredes y pancartas, a menudo acompañado de la frase: “El patriarcado mata”.
De los 276 asesinatos registrados por el Ministerio del Interior italiano este año, 100 víctimas fueron mujeres: 88 asesinadas por un ser querido, la gran mayoría por su pareja o ex.
Una cifra comparable a los 110 feminicidios de 310 asesinatos ocurridos en el mismo período del año pasado, incluidas 90 mujeres asesinadas por un ser querido. En 2022, 106 mujeres fueron asesinadas por un ser querido y 107 en 2021.
La familia Cecchettin creó una fundación para desarrollar la conciencia, el apoyo a las mujeres víctimas de violencia y fomentar la igualdad y el respeto.
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A finales de noviembre, decenas de miles de personas marcharon en Roma y Palermo (Sicilia) para conmemorar un día internacional contra el feminicidio, muchas de ellas marchando en nombre de Cecchettin.
Mientras denuncian la discriminación histórica contra las mujeres y la ausencia de políticas como la educación sexual en las escuelas, algunos activistas acusan al gobierno ultraconservador de Giorgia Meloni de abandonar a las mujeres.
En noviembre, el ministro de Educación, Giuseppe Valditara, generó controversia al declarar que “el patriarcado ya no existe” en la legislación italiana y culpar de la violencia contra las mujeres a la inmigración ilegal.
Elena Cecchettin respondió que su hermana había sido asesinada por un “joven italiano blanco”.
Meloni, la primera mujer Primera Ministra, dijo la semana pasada que en Italia no faltaba legislación, pero que “el desafío seguía siendo sobre todo cultural”.
El líder del partido de extrema derecha Fratelli d’Italia también vinculó la situación con la inmigración ilegal, aunque las cifras oficiales de 2022 muestran que el 94% de las mujeres italianas víctimas de asesinato fueron asesinadas por italianos.