A los ricos les va bien. La Bolsa tiene como valor estándar el kilo de hielo y apuesta con éxito por la aparición de nuevas pandemias. Los niños pasan la mayor parte del tiempo en su Pampatronics, inmersos en cristianos vs indiosun videojuego que reproduce la sangrienta Conquista y, si deslizas en la consola una de esas “piedras telepáticas” que ensucian las rocas antárticas, ¡las asombrosas masacres adquieren proporciones capaces de doblar el tiempo y el espacio! En cuanto a los pobres, se encuentran peor que nunca en la pobreza y el lodo.
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Primo de Gregorio de La metamorfosis de Kafka, el héroe de La infancia del mundo es un mosquito gigante. Este niño no tiene nombre, lo llaman “el niño del dengue” y todos lo odian. Entre los culícidos, sólo las hembras muerden, lo que obliga a los no amados a hacer una transición de género para vengarse de sus atormentadores. Convertido en “niño del dengue”, luego “mamita del dengue”, ¡el mosquito exterminador aniquila lo que queda de humanidad en la furia de una zoonosis escatológica!
Esta novela cyberpunk y trash cultiva el humor negro sin miedo a la obscenidad, como lo demuestran los repulsivos “agnelins”, una especie de “esponja de carne amorfa” diseñada por ingeniería genética para potenciar los placeres solitarios… Alimenta el odio al capitalismo norteamericano que dirigió el mundo. a su caída y lleva la voz del hemisferio sur, aplastado por el colonialismo, atormentado por el genocidio indio. Más allá del bullicio del llamado progreso, da voz al eco de una vibración muy antigua: el alma inmortal de los pueblos indígenas de la Patagonia y Tierra del Fuego.
Lenin y los marcianos
La novela continúa con algunos ensayos académicos dedicados a Ciencia ficción capitalista. Michel Nieva demuestra cómo la ficción especulativa europea y americana precede a las conquistas y las depredaciones. Informa de una conversación entre HG Wells y Lenin. El líder soviético rechaza la agresividad de los marcianos que el escritor inglés retrata en Guerra de los mundosporque según él una civilización extraterrestre más avanzada que la nuestra necesariamente habría alcanzado el comunismo “de acuerdo con la teoría marxista de la dirección ineludible de la Historia”.
Michel Nieva denuncia “la apropiación por parte del capitalismo tecnológico del lenguaje de la ciencia ficción”. Su jefe es Elon Musk, el multimillonario que vende a los habitantes de una Tierra agotada el sueño de un éxodo planetario, aunque eso signifique aniquilar a los marcianos como Cortés masacró a los aztecas.
La realidad supera la ficción, el escritor argentino fue contactado para un proyecto patrocinado por SpaceX, consistente en enviar a la Luna una muestra de obras artísticas codificadas en un cristal indestructible. El dilema del escritor: ¿debe permanecer fiel a sus convicciones políticas o satisfacer su orgullo artístico? Encontró un camino intermedio y presentó a SpaceX un nuevo truco en el que el espíritu del planeta rojo le da un formidable brazo de honor al magnate megalómano. No es seguro que esta ofensiva encuentre un lugar a bordo del Falcon Heavy…
Ciencia ficción. Michel Nieva, “La infancia del mundo”, seguida de “Ciencia ficción capitalista”.
Traducción de Sébastien Rutés, Christian Bourgois Editor, Colección Chimères, 284 p.