“Violaciones generalizadas de derechos humanos”
Los grupos Africa Corps, Bears Brigade y PMC Española están acusados, entre otros, de “cometer violaciones generalizadas de los derechos humanos en todo el continente” y de “explotar los recursos naturales de estos países para su beneficio”, con el objetivo de ampliar la esfera del Kremlin. de influencia, indica.
“Estas nuevas medidas seguirán oponiéndose a la destructiva política exterior del Kremlin, socavando los intentos de Rusia de promover la inestabilidad en África”, declaró el jefe de la diplomacia británica, David Lammy, citado en este comunicado.
Esta nueva salva de 56 sanciones es “la más importante adoptada contra Rusia desde mayo de 2023” y debería permitir “atacar el corazón de la máquina de guerra de Putin”, afirma el ministerio.
Creciente influencia de Moscú en el Sahel
Rusia, que fue un actor clave en África durante la era soviética, ha ido aumentando su influencia en los países africanos en los últimos años. Grupos de mercenarios rusos como Wagner, o su sucesor Africa Corps, apoyan a las autoridades locales y los “asesores”, según Moscú, trabajan con funcionarios locales. Este es particularmente el caso de la República Centroafricana y los países del Sahel.
Además de los grupos mercenarios, las sanciones de Londres se dirigen a una treintena de proveedores del “complejo industrial-militar de Rusia” para “limitar el suministro de equipamiento militar crucial que Putin necesita desesperadamente para su guerra ilegal en Ucrania”, subraya el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Estas entidades con sede en China, Turquía y Asia Central están, según el Reino Unido, “involucradas en el suministro y la producción de equipos, incluidas máquinas herramienta, productos microelectrónicos y componentes para drones”, utilizados por Rusia en Ucrania. Londres también sancionó a un miembro de la agencia de inteligencia militar rusa GRU, al que acusa de haber “utilizado el agente nervioso Novichok” en la ciudad inglesa de Salisbury, donde el ex doble agente ruso Sergei Skripal fue objeto de un intento de envenenamiento en 2018.
Reino Unido, uno de los primeros partidarios de Kiev, ha adoptado en los últimos meses sanciones contra la “flota fantasma” rusa, agencias de comunicación a las que acusa de desinformación e incluso contra organizaciones implicadas en el “despliegue de armas químicas bárbaras” en Ucrania.