La deforestación en la Amazonía brasileña cayó un 30,6% interanual, entre agosto de 2023 y julio de 2024, según datos publicados por el gobierno. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva había prometido luchar decididamente contra el fenómeno.
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Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, en estos doce meses se deforestaron en la región 6.288 kilómetros cuadrados de bosque primario, o, destaca, “el resultado más bajo en los últimos nueve años de seguimiento”.
Además, más al sur, el índice de daños al Cerrado, la sabana más rica en biodiversidad del mundo, también cayó un 25,7%, con una pérdida de vegetación equivalente a 8.174 km.2según la misma fuente.
Reducir la deforestación a cero para 2030
La destrucción del Amazonas y del Cerrado es esencialmente obra de agricultores que quieren aumentar sus tierras para cultivos y ganadería, actividades cuyo desarrollo siempre alentó el expresidente Jair Bolsonaro.
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La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, dio la bienvenida a una “disminución significativa” del ritmo de deforestación en la Amazonía y en el Cerrado, a pocos días de participar en la 29mi Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), que se celebrará a partir del 11 de noviembre en Bakú, Azerbaiyán.
Luiz Inácio Lula da Silva asumió la presidencia de Brasil en enero de 2023 –por tercera vez–, haciendo de la protección de los bosques una de sus prioridades. Se ha comprometido a reducir la deforestación en el país a cero para 2030 revirtiendo las políticas ambientales de su predecesor de extrema derecha, el escéptico del cambio climático Jair Bolsonaro (presidente de 2019 a 2022).
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Bajo el gobierno de Bolsonaro, aliado del poderoso lobby de los agronegocios, la deforestación promedio anual en la Amazonia brasileña aumentó un 75,5% en comparación con la década anterior.
