Los grupos pro-Trump dicen que están dispuestos a cuestionar activamente cualquier resultado que consideren sospechoso. Algunos incluso plantean la posibilidad de una acción armada.
Arizona, un estado fundamental (estado de oscilación), crucial para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro de una controversia persistente en torno a los resultados de 2020. Cuatro años después de la estrecha victoria de Joe Biden, muchos partidarios de Donald Trump siguen convencidos de que les robaron las elecciones, a pesar de la falta de pruebas. Esta convicción alimenta un clima de tensión en el período previo a la votación de este martes 5 de noviembre.
Aumenta la venta de armas
En las comunidades conservadoras de Arizona, hay un aumento en las ventas de armas y municiones. Algunas personas, como Wes, un exsoldado, dicen que están dispuestos a intervenir si es necesario. “Si mis hermanos de armas me llaman para cumplir con nuestro deber, lo haré”, dijo a France Info. Los traficantes de armas locales confirman esta tendencia.
“Hay grupos de personas que están dispuestas a responder a cualquier cosa”, señala Brian, uno de ellos. La retórica de los partidarios de Trump se basa en la idea de que cualquier victoria demócrata sería necesariamente resultado de un fraude. Rocky, que dice haber participado en una auditoría de los resultados de 2020, sostiene: “Hicieron trampa y lo están haciendo de nuevo”.
Negación
Una creencia que persiste a pesar de numerosas investigaciones y decisiones judiciales que rechazan las acusaciones de fraude masivo en 2020. Los partidarios de Trump rechazan estas conclusiones y prefieren adherirse a teorías no demostradas.
“Esta vez creo que jugamos la misma carta que ellos: votar por adelantado”, explica Gavin, un fabricante de productos derivados pro-Trump. “Para asegurarnos de que nuestras boletas vayan al candidato correcto”.
“Demasiado grande para montar”
Los partidarios de Trump en Arizona están adoptando una estrategia de comunicación agresiva. El lema “Demasiado grande para manipular” se utiliza ampliamente, lo que sugiere que una gran victoria de Trump es inevitable pero, sobre todo, que cualquier otro resultado sería sospechoso.
Charlie Kirk, una figura influyente en el movimiento pro-Trump del estado, está utilizando las estadísticas de participación electoral para implicar una victoria republicana, creando expectativas potencialmente peligrosas entre los activistas.
Esta retórica, combinada con la desconfianza en el proceso electoral, crea un terreno fértil para futuras protestas. Aunque la mayoría de los partidarios de Trump dicen que son pacíficos, la tensión subyacente y la preparación activa de algunos grupos plantean preocupaciones sobre la estabilidad del proceso democrático en Arizona y, por extensión, en Estados Unidos.