Rusia sorprende a los occidentales con un nuevo acuerdo – La Nouvelle Tribune

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África, encrucijada estratégica codiciada por las potencias mundiales, vuelve a ser escenario de una sorprendente maniobra diplomática. Esta vez, es Rusia la que atrae la atención, al llegar a un acuerdo inesperado con Santo Tomé y Príncipe, una nación insular en el Golfo de Guinea. El acuerdo en cuestión prevé una cooperación militar que incluye el entrenamiento de tropas y el despliegue de aviones y barcos rusos en esta región, que, sin embargo, está marcada por la influencia histórica de Portugal.

Portugal, antigua potencia colonial que ejerció su influencia sobre Santo Tomé y Príncipe hasta su independencia en 1975, se sintió “preocupada” por el anuncio de este acuerdo. Esta preocupación fue expresada a través de las declaraciones del ministro portugués de Asuntos Exteriores, Paulo Rangel, destacando la sorpresa y la aprensión sentidas ante esta cooperación entre el archipiélago africano y Rusia. Para Portugal, este enfoque ruso plantea preguntas legítimas, particularmente en un contexto internacional donde las tensiones con Rusia son palpables, particularmente en Europa, donde la Federación Rusa es acusada de una guerra de agresión.

Este acercamiento entre Santo Tomé y Príncipe y Rusia se produce en un contexto en el que otras potencias, en particular China, también están intentando establecerse en África. Desde hace varios años, China busca establecer una base naval en la costa occidental del continente, habiéndose dirigido a varios países con este fin. Estas maniobras chinas han suscitado preocupación, en particular por parte de Estados Unidos, conscientes de las cuestiones estratégicas vinculadas a la presencia militar en esta región, importante ruta de tránsito para el comercio marítimo y el suministro de petróleo a Europa.

Rusia, por su parte, parece haber tenido éxito allí donde China encontró obstáculos. Con este acuerdo, se dotará de un punto de apoyo en una región altamente estratégica, al tiempo que refuerza su presencia en África, ya observada en Libia, la República Centroafricana y el Sahel. Esta estrategia de expansión rusa plantea interrogantes sobre las implicaciones geopolíticas a largo plazo, tanto para los países africanos afectados como para los actores internacionales.

También es interesante señalar que este acuerdo entre Rusia y Santo Tomé y Príncipe se produce mientras el presidente de Guinea-Bissau, otra ex colonia portuguesa, estaba de visita en Rusia. Esta convergencia de acontecimientos pone de relieve la creciente importancia de las relaciones entre Rusia y los países africanos, pero también plantea interrogantes sobre las verdaderas intenciones de estas asociaciones.

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