Marine y Jordan ya se ven al mando

Marine y Jordan ya se ven al mando
Marine y Jordan ya se ven al mando
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Marine Le Pen y Jordan Bardella, los dos líderes icónicos de la extrema derecha francesa, acaparan hoy todas las luces. Los institutos electorales les prometen buenos resultados. El primero para las elecciones presidenciales, el segundo para las próximas elecciones europeas. Se dice que el tren de extrema derecha se dirige hacia el poder.

Además, es un sentimiento de euforia el que se apodera actualmente de las filas de la extrema derecha francesa. Las encuestas van bien y anuncian resultados sin precedentes. Marine Le Pen ya se puede ver en el Elíseo y Jordan Bardella en Matignon. Para ellos, sin lugar a dudas, se acerca su momento.

Y por causa. Hoy hay un fenómeno que domina la actualidad política francesa y casi aplasta las certezas: el que anuncia un éxito inevitable de la extrema derecha en las próximas elecciones europeas. Múltiples institutos de encuestas y diferentes estudios de opinión anuncian con una sola voz las próximas actuaciones del dúo Marine Le Pen/Jordan Bardella.

Aunque los confusos debates que las cadenas francesas organizan con los múltiples jefes de lista de los diferentes partidos no permiten que una personalidad surja en detrimento de otra, la atmósfera general es que las ideas de la extrema derecha, en particular sobre inmigración e inseguridad , están progresando y los candidatos que los llevan tienen cierto atractivo como lo demuestran las máquinas electorales.

Las razones objetivas que explican esta mejora electoral prometida a la extrema derecha en Francia se explican por varias razones, entre ellas el éxito de la estrategia implementada por Marine Le Pen para demonizar a su partido. Moderando su discurso sobre Europa y absteniéndose de los excesos lingüísticos de su padre, Jean Marie Le Pen, Marine Le Pen logró romper el perímetro sanitario que rodeaba políticamente a su partido. Alors qu’il était honteux de s’afficher avec les idées du Rassemblement National (RN, ex Front National), aujourd’hui il est normal d’assumer son appartenance au Rassemblement National, un parti qui se veut plus de droite nationale que d ‘extrema derecha.

Esta rehabilitación de la extrema derecha se consolidó espectacularmente durante las últimas elecciones legislativas, en las que un número masivo de diputados RN ingresaron al Parlamento francés. Un grupo tan importante que Marine Le Pen, candidata declarada para las próximas elecciones presidenciales, prefirió presidirlo antes que liderar el partido cuyas riendas y destino confió al joven Jordan Bardella.

Y es bastante natural que Jordan Bardella también encabezara la lista de enfermeras registradas de estos europeos. Hoy en día, todavía resulta difícil distinguir entre este éxito anunciado entre el carisma personal de Jordan Bardella y la verdadera implantación del partido de Marine Le Pen en el tejido político francés.

En una estrategia de comunicación bien establecida, el dúo Marine le Pen/Jordan Bardella disfruta burlarse de sus oponentes fingiendo que ya se ha logrado la victoria. La primera anunció que, al entrar en el Elíseo, nombraría Primer Ministro a Jordan Bardella y formaría con él una fuerte pareja ejecutiva que trabajaría para resolver los problemas de los franceses.

El segundo anuncia que, en caso de confirmarse la victoria de su lista en las próximas elecciones europeas, pediría al presidente Emmanuel Macron que disuelva la Asamblea Nacional y convoque elecciones legislativas anticipadas.

Esta extrema derecha está tan segura de sus próximas actuaciones y se siente inevitablemente arrastrada por vientos favorables, que hoy se permite una exhibición de músculos que roza la euforia total.

Los más reacios a esta dinámica de la extrema derecha francesa piden cautela ante lo que podría parecer una ilusión óptica producida por encuestas excesivamente optimistas para la extrema derecha. Lo cierto es que el probable éxito también puede explicarse por la debilidad y la falta de fiabilidad de la oferta competidora.

En efecto, la izquierda está dispersa como un rompecabezas y debilitada por la guerra de egos, la derecha incapaz de asumir el desafío de ser una alternativa y la mayoría presidencial sufre el desgaste del poder de gobierno de Macron.

Para la Agrupación Nacional, estas elecciones europeas son una segunda prueba de tamaño real después de las últimas elecciones legislativas y antes de las próximas elecciones presidenciales. Si el partido confirma su ascenso al poder y su implantación, Marine Le Pen tendrá el camino pavimentado hacia el Elíseo. De lo contrario, surgirán dudas.

Los más resistentes a este éxito señalan que las papeletas no son iguales y que la elección presidencial es ante todo un encuentro de un hombre o una mujer con un pueblo y que no se garantiza que Marine Le Pen sea de esta calaña.

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