Los 5 desastres más devastadores del primer trimestre de 2024 en África

Los 5 desastres más devastadores del primer trimestre de 2024 en África
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El comienzo de 2024 ha estado marcado por una serie de grandes desastres naturales en el continente africano, desde inundaciones devastadoras hasta ciclones mortales y sequías persistentes. Según el reciente informe de la estadounidense Gallagher Re, especialista y líder mundial en corretaje de seguros y gestión de riesgos, estos acontecimientos han generado costes económicos y humanos considerables, poniendo de relieve una vez más la vulnerabilidad de África ante los peligros climáticos.

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Aquí están los cinco desastres más costosos. Con esto se quiere decir tener en cuenta su coste para las aseguradoras y en vidas humanas.

Inundaciones mortales en la República Democrática del Congo

A principios de enero, cayeron fuertes lluvias en varias provincias de la República Democrática del Congo, provocando inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra mortales. Con un saldo de 238 muertos y daños económicos estimados en millones de dólares, estas inundaciones se encuentran entre los peores desastres del último trimestre. El coste asegurado de este evento sigue siendo indeterminado, lo que refleja la baja tasa de penetración de los seguros en este país centroafricano.

Ciclón Belal en Mauricio

El ciclón Belal, que alcanzó una fuerza considerable y se caracterizó por vientos que alcanzaron velocidades de 110 km/h, azotó las islas francesas de Reunión y Mauricio a mediados de enero.

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Además de las cuatro víctimas deploradas, los daños materiales ascienden a más de 275 millones de dólares, de los cuales más de 100 millones de dólares en daños asegurados según las estimaciones iniciales. Un desastre de una magnitud rara vez vista en esta región del Océano Índico.

Sequía persistente en Zimbabwe

Desde hace muchos meses, Zimbabwe se enfrenta a una sequía excepcionalmente grave que, según los expertos, se espera que empeore en los próximos meses. Además de las cosechas desastrosas, esta sequía ya ha provocado la muerte de muchos animales y elefantes por deshidratación. Si bien los costos económicos directos siguen siendo difíciles de cuantificar, el impacto en la seguridad alimentaria y el sector agrícola podría cuantificarse en miles de millones de dólares.

Ciclón Gamane en Madagascar

A finales de marzo, el potente ciclón Gamane arrasó el norte de Madagascar con vientos medios de 150 km/h y ráfagas que alcanzaron los 210 km/h durante su paso, matando a 19 personas y desplazando a más de 20.000.

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El daño económico, aunque aún incompleto, ya asciende a millones de dólares en una de las regiones más pobres del mundo. Sin embargo, el costo para las aseguradoras debería seguir siendo modesto dada la baja penetración de los seguros en esta isla.

Inundaciones mortales en Nairobi

En marzo, la capital de Kenia se vio azotada por lluvias torrenciales sin precedentes, que provocaron inundaciones devastadoras que dejaron al menos 10 muertos. Aunque aún no se ha evaluado el coste económico, estos fenómenos meteorológicos adversos han puesto de relieve la insuficiencia de las infraestructuras urbanas de Nairobi ante episodios de este tipo, que se espera que aumenten con el calentamiento global.

Casi 300 vidas perdidas sólo en el primer trimestre

Más allá de las enormes pérdidas financieras para las economías africanas, lo que plantea dudas es sobre todo el alto precio humano que pagan las poblaciones más vulnerables. Con un total de casi 300 vidas perdidas sólo en el primer trimestre, estos desastres son un recordatorio de la urgencia de repensar las estrategias para gestionar los riesgos naturales y adaptarse al cambio climático en el continente.

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La baja tasa de cobertura de seguro constituye un desafío importante, que limita drásticamente la capacidad de recuperación después de un desastre. Los expertos dicen que desarrollar una cultura de garantía sigue siendo una prioridad crucial, al igual que fortalecer los sistemas de alerta temprana y una infraestructura resiliente.

Finalmente, esta recurrencia de eventos extremos es un argumento a favor de acelerar los esfuerzos para mitigar el cambio climático. una de las regiones menos responsables pero más impactadas, África debe tener mejor en cuenta sus necesidades específicas en la lucha global contra el cambio climático.

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