Con la técnica de ósmosis inversa, la presión enviada para separar los PFAS del resto de moléculas de agua es tal que ni siquiera los contaminantes más pequeños -incluidos los TFA- no escapan, a diferencia del tratamiento con carbón activado.
Problema: es una tecnología costosa y que consume mucha energía, lo que requiere entre 1 y 7 kilovatios hora de electricidad para producir un metro cúbico de agua potable.
Ésta es una de las razones por las que los distribuidores de agua valonas rechazan la idea de invertir en esta tecnología. “Esta no es ni la recomendación del Consejo Científico independiente de PFAS ni la decisión del gobierno valón. Además, la gestión del concentrado de sustancias eliminadas del agua plantea cuestiones de respeto al medio ambiente.“, explica Benoît Moulin del SWDE.
En concreto, este concentrado –la solución que no es filtrada por la membrana– representa aproximadamente el 15% del volumen tratado. “La mayoría de las fábricas vierten estos concentrados a ríos u océanos.“, se lamenta Hans Peter Arp.
Actualmente, los TFA no están sujetos a ninguna normativa específica en el agua en Valonia, a diferencia del grupo de 20 PFAS para los que ya se aplica la futura norma europea de 1 µg/L.
A principios de octubre de 2024, los análisis realizados por la SWDE revelaron que el valor guía de 2,2 µg/L de AGT se superó en 13 zonas de distribución. Sin ósmosis inversa, ¿cómo se puede reducir la concentración de TFA? “Identificar las fuentes de contaminación que son esencialmente pesticidas.“, responde el ministro valón de Medio Ambiente, Yves Coppieters, quien añade que en estas zonas “el agua no es apta para el consumo“.
Como resultado de la degradación de pesticidas, gases refrigerantes o incluso otros PFAS, los TFA, ignorados durante mucho tiempo por las campañas de seguimiento, ahora causan seria preocupación. Principalmente por el aumento”sin precedentes“su concentración en el medio ambiente: este PFAS, el más pequeño de su categoría, es hoy”con diferencia el más extendido“, explica Hans Peter Arp. Tanto es así que el investigador y su equipo lo designó como un “amenaza a los límites planetarios“.
Según la ECHA, 4,5 millones de toneladas de PFAS contaminarán el medio ambiente en los próximos 30 años si no se toman medidas.
Related News :