El cañonazo de Sandro – AS.com

Ni que fuera por inercia, Las Palmas suma y sigue con Diego Martínez al frente. Ocurre que, en el noveno partido con el entrenador gallego, los mismos que con Carrión, ha celebrado seis victorias y 19 de los 22 puntos con los que acaba el año como poco antes ni soñaba y, en días como hoy, ganando sin necesidad de meter la sexta marcha, esa que hace un rato puso Sandro y que ahora mismo le convierte en un futbolista imparable.

Por su parte, el Espanyol queda ya a siete puntos del equipo insular, rival directísimo en la lucha por la salvación, y con mil problemas pendientes de resolver propios de quien no sale del descenso. Tampoco se sabe qué va a pasar con Manolo González, aunque su futuro más próximo penda de un hilo cada vez más fino, ni mucho menos si el periodo navideño es lo que más necesitan sus muchachos en estos momentos de tanta zozobra institucional y deportiva.

El partido fue, en el primer tiempo, un auténtico peñazo aliñado con el frío tradicional que hace en lo alto de Siete Palmas, a las afueras de la capital grancanaria, allí donde se levanta el Estadio de Gran Canaria. El Espanyol comenzaba presionando muy arriba la salida de balón de Las Palmas pero tampoco es que se impusieran las defensas de tan espesos como estaban ambos equipos en ataque. Se estaba jugando a que pasara lo menos posible, y de ahí solo saldría triunfante la hueste visitante.

De hecho, el primer disparo a puerta, un envío directo a la grada, fue de Tejero, contestado poco después por otro de Javi Muñoz, de nuevo lateral derecho ahora con Marvin por delante, que también se fue al limbo. Este último pudo adelantar a Las Palmas cuando cazó en el corazón del área perica un melón a punto de reventar que le mandó Campaña, pero su cabezazo salió desviado.

Las Palmas intentaba tocar la pelota pero sin orden ni concierto, mucho menos con velocidad, imposible encontrar así hueco en la empalizada levantada por un Espanyol que al filo del descanso se encontró con una ocasión clarísima pero Puado, con todo a favor, remató muy flojo tras una gran internada de Roca.

Perdido

Pese al doble cambio en el descanso de Fuster y Januzaj, en la ducha se quedaron Essugo y Marvin, que no jugaba en liga desde Valencia, el primer partido de Martínez, Las Palmas andaba perdida para regocijo del Espanyol, que poco a poco iba ganando terreno, vagando sobre el césped el equipo canario casi como alma en pena hasta que un cañonazo de Sandro en un libre directo abrió el marcador. Essugo, en el primer tiempo, tuvo que retirarse urgentemente a los vestuarios por una indisposición gástrica, momento aprovechado por el pícaro Cillessen para publicitar, llevándose la mano a la parte posterior del muslo derecho, unos problemas musculares que no le impidieron seguir jugando con absoluta normalidad.

Con la lógica apertura de huecos se abrieron ambos equipos en canal. Si primero El Hilali cercenó un centro de Silva cuando Sandro bramaba solo en el área perica, al envenenado centro de Expósito, un rato después, solo le faltó un destinatario en boca de gol. A la contra, uno y otro equipo, pudieron ampliar el marcador.

Se impuso, y ya va siendo tradición, el cañonazo de Sandro, siete goles ya, su segunda mejor marca en Primera, viento en popa hacia los 13 que marcó con el Málaga 2016/17. Continúa sembrado el delantero grancanario, verdugo hoy de un insuficiente Espanyol.

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