Una semana después de haber rechazado la reapertura de Notre-Dame de París, a pesar de la invitación del Jefe de Estado, el Papa procedente de Roma llegó el domingo por la mañana al aeropuerto de Ajaccio para una visita intensa. Allí fue recibido por el Ministro del Interior, Bruno Retailleau, y por un pequeño grupo de niños corsos, al son de música corsa. El jefe de la Iglesia católica ya había visitado dos veces territorio francés desde el inicio de su pontificado en 2013, Estrasburgo en 2014 y Marsella en septiembre de 2023, pero nunca realizó allí una visita de Estado. Por eso fue el propio Emmanuel Macron quien hizo el esfuerzo de viajar para reunirse con él unos minutos antes de su regreso al Vaticano al final del día. Una mirada retrospectiva a los aspectos más destacados de su visita.
El soberano pontífice fue recibido por el ministro dimisionario del Interior, Bruno Retailleau, tras su aterrizaje en el aeropuerto Napoléon Bonaparte de Ajaccio, poco antes de las nueve de la mañana.
El Santo Padre, con todavía un hematoma en el rostro fruto de una caída al levantarse de la cama, desfiló hace unos días ante 12.000 fieles comprometidos con su causa, en una isla donde más del 80% de la población declara ellos mismos católicos.
Hablando en la clausura de un congreso sobre “la religiosidad popular en el Mediterráneo”, el Papa defendió “un concepto de secularismo que no es estático ni fijo, sino evolutivo y dinámico”.
Una laicidad “capaz de adaptarse a situaciones diferentes o imprevistas, y de promover una cooperación constante entre las autoridades civiles y eclesiásticas para el bien de toda la comunidad, manteniéndose cada una dentro de los límites de sus competencias y de su espacio”.
Cada vez más disminuido físicamente, a sus 87 años, el Papa Francisco rara vez abandona su silla de ruedas para moverse. El domingo realizó su 47º viaje papal desde que fue elegido por los cardenales en 2013.
“¿Crees que es de Macon? Avísame que me voy antes jijiji”
Antes de ofrecer una primera misa en la catedral de Notre-Dame de l’Assomption, repintada para la ocasión, al final de la mañana, el Papa pudo escuchar a cinco artistas locales cantando Terra corsa a todo pulmón. Entre ellos, los legendarios Patrick Fiori y Alizée.
Junto al cardenal Francois-Xavier Bustillo, al inicio de su visita a Córcega, el Papa se tomó incluso el tiempo para bendecir al hijo de Audrey y Emilien, que no pedía tanto. “Realmente sentimos calidez en nuestros corazones. No lo esperábamos en absoluto. No habíamos planeado nada. Estaba durmiendo, lo pusimos en la parrilla y allí un señor lo vio y se lo llevó”, testificó a France Télévision.
En su famoso “Papamóvil”, el Papa Francisco dio un largo paseo por las calles de Ajaccio, donde el sol salió temprano para darle la bienvenida.
Después de una conferencia sobre “la religiosidad popular en el Mediterráneo” y luego de una oración en la catedral de Ajaccio, el Papa ofreció una misa al aire libre ante 9.000 personas en el teatro Casone verde, bajo la estatua de Napoleón.
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