Feras Kilani
Corresponsal especial árabe de la BBC en Damasco
Debajo de las calles de Damasco obtuve acceso a uno de los sitios clave de la extensa red de agencias de inteligencia del antiguo régimen sirio que durante décadas intentó aplastar brutalmente los movimientos de oposición.
En el sótano de la sede de la seguridad estatal, en el distrito Kafr Sousa de la ciudad, hay fila tras fila de pequeñas celdas, cada una de sólo dos metros por un metro y protegidas por gruesas puertas de acero.
En el interior, manchas oscuras marcan las sucias paredes. Los detenidos podrían permanecer en estas celdas durante meses mientras son interrogados y torturados.
Están justo debajo del nivel de la calle, en una carretera muy transitada por la que cada día pasaban miles de sirios comunes y corrientes que desarrollaban su vida cotidiana a sólo unos metros de donde sus compatriotas estaban siendo detenidos y torturados.
A poca distancia se encuentra la Dirección General de Inteligencia, otra parte de la antigua red de agencias de espionaje de Siria.
Aquí hay una gran cantidad de registros, evidencia de cómo el régimen de Assad solía controlar a sus ciudadanos.
Hay fila tras fila de expedientes en papel en los armarios y, en algunas habitaciones, montones de cuadernos apilados desde el suelo hasta el techo.
Cerca hay una sala de servidores de computadoras. Los pisos y las paredes son de impecables unidades de almacenamiento de datos en blanco y negro que zumban silenciosamente.
Se ha cortado la electricidad en gran parte de Damasco pero parece que esta instalación es tan importante que tiene su propio suministro eléctrico.
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