El AS Mónaco no resistió el choque ante el Arsenal (3-0) el miércoles y sufrió un segundo revés consecutivo que le relegó a los play-offs tras seis jornadas de Liga de Campeones.
Un poco blando ante unos Gunners robustos y sobre todo más realistas, el AS Mónaco se desplomó al final del partido, en los Emiratos, sufriendo un duro revés (0-3) que se debió en gran medida a su generosidad defensiva. Sacudido por las secuencias del segundo acto, el Arsenal finalmente sufrió poco en defensa, explotando las fallas del rival en el otro lado del campo para mejorar su diferencia de goles.
Si bien su inicio de campaña europea auguraba grandes promesas, el ASM acaba de sufrir dos reveses consecutivos en la competición y está cayendo. El Mónaco está estancado en la pista de despegue, el top 8 se aleja, mientras el Arsenal, con este éxito, vuela hacia la clasificación.
Bien organizada tácticamente, la formación del austriaco Adi Hütter intentó frustrar la presión intensa y el juego de los Gunners, liderados por su director Martin Ödegaard. El plan del Mónaco salió bien en los primeros veinte minutos, hasta que salieron a la luz los primeros fallos.
En dos ocasiones, el Mónaco careció de concentración y en dos ocasiones su defensa obligó a Majecki a hacer todo lo posible al rechazar dos claras oportunidades de Gabriel Jesus solo. Paciente, el brasileño acabó dando el primer gol a Bukayo Saka justo antes del descanso. Servido en un sillón por su compañero de equipo, el internacional inglés recibió la ofrenda en el segundo palo (34º).
Menos inspirado en la segunda parte, el Arsenal se aprovechó de demasiados errores de los monegascos, más emprendedores, pero terriblemente torpes a la hora de rematar. En una acción que parecía inofensiva, Kehrer intentó un pase lateral desganado dentro del área hacia su compañero Salisu.
El central ghanés cometió entonces el error de devolver ese balón muy caliente a su portero con un pase igualmente suave que el alemán Kai Havertz vino a recoger para transmitirlo a Saka, autor de un doblete (78º). El Arsenal no pidió ninguno, pero el equipo londinense siguió recibiendo regalos. El mal posicionamiento de la defensa monegasca, culpable por falta de concentración, permitió a Kai Havertz convertirse en autor del tercer y último gol (88º).
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