Sólo faltaba el gol de Zaniolo para amargar aún más la velada. Parecía claro que había desacuerdos con sus excompañeros, así como su forma de celebrar parecía irritante e irrespetuosa. Ranieri los ha probado todosla Roma permaneció en el partido más de una hora, luego una maldito desvío de Celik Rompió el equilibrio en el campo.
Sabíamos que el regreso de Ranieri al banquillo de los Giallorossi no sería fácil. Tres partidos en ocho días, con un solo empate, en Londres contra el Tottenham e dos derrotas contra Napoli y Atalantalos dos mejores equipos del campeonato.
Con el séptimo nocaut el ranking se ha vuelto peligrosamente complicado. La Roma es decimoquinta, empatada a puntos con el Lecce, a sólo dos puntos de la zona de descenso. El sábado en el Olímpico, contra el equipo de Apulia regenerado por Giampaolo, será una batalla despiadada por la salvación.
Cuarta derrota consecutivaya no puedes equivocarte. Pero al menos en los próximos juegos. el calendario debería echar una mano a los Giallorossi. Sin embargo, Ranieri los ha probado todos. Reforzó la defensa alrededor de Hummels y durante más de una hora Gasperini no pudo romper el punto muerto. Lo hizo gracias a la posibilidad de realizar cambios de gran calidad. En la segunda parte dio entrada a Cuadrado y Samardzic, poco después a Zaniolo y Brescianini.
En la alineación inicial, sin embargo, el técnico de San Saba volvió a dejar fuera a Pellegrini y eligió a los senadores Paredes y Cristante, este último con licencia para insertarse en ataque, casi como volante ofensivo, el rol que había desempeñado, brillando, precisamente. en el Atalanta, de la mano de Gasperini.
Luego Ranieri intentó darle a Shomurodov la confianza que ya tenía el año pasado en Cagliari, cuando vio a Dovbyk cansado. Intentó encontrar nuevas soluciones ofensivas, cambiando los extremos, insertando a El Shaarawy y Saelemaekers, luego a Zalewski y Soulè. Pero de poco sirvió, la superioridad del Atalanta pasó a primer plano, dejando a la Roma en sus preocupaciones.
Para gestionar esta delicada situación Ranieri es la persona adecuadaY el único entrenador que puede salvar a la Roma del descenso. Porque de esto se trata, no tiene sentido hacerse ilusiones.
Es una temporada de sufrimiento, la afición giallorossi está acostumbrada y no dejará de brindar su apoyo.
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