La noticia saltó este domingo 1 de diciembre: Carlos Tavares, PDG de Stellantis, deja el cargo, desembarcado por los malos resultados y el desplome de las ventas, especialmente en Estados Unidos. Sin embargo, ante el micrófono de RTL, unas semanas antes, afirmó que quería “honrar de manera hiperprofesional, hipermotivante y motivada” su mandato en 2026. Por tanto, esta salida precipitada no parece voluntaria.
Esto se explica por los malos resultados del grupo automovilístico (Peugeot, Citroën, Fiat, Chrysler, etc.): después de haber obtenido resultados récord, las ventas están cayendo en dos mercados importantes, Estados Unidos y Europa. Añade a esto la imagen de varias marcas con orejas de perro como el asunto de los airbags de Citroën y los problemas de fiabilidad de determinados motores Peugeot. Finalmente, el método tavares Se considera internamente demasiado brutal. Se describe a sí mismo como un psicópata del espectáculo.
Para sustituirlo, será raro que encuentre el perfil adecuado. Hay que saber hacer malabarismos entre diferentes marcas, desde Peugeot hasta Fiat pasando por Jeep. Stellantis, el cuarto fabricante del mundo, acaba de anunciar que está varios meses antes de nombrar a un sucesor se enfrenta a dos grandes desafíos. La transición a lo eléctrico y la recuperación de marcas actualmente en números rojos como Maserati, Lancia y DS.
En Inglaterra, cerrará la fábrica de Luton, cerca de Londres, que emplea a varios cientos de trabajadores. Por parte de Francia, Carlos Tavares quiso dar tranquilidad hace unos días anunciando que no habría cierres de instalaciones. Pero los sindicatos están realmente preocupados por dos sitios, Douvrin en el norte, que fabrica motores térmicos, y Poissy en Yvelines, con el miedo de que la producción se marchara a España.
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