CONTRAPUNTO – Los franceses no se dejaron seducir por las palabras de un presidente del que muchos ya no esperan gran cosa; quedaron impresionados por el esplendor de una iglesia que había recuperado todo su esplendor.
¿La coronación de Macron? No, el renacimiento de una catedral. Por supuesto, este largo paseo por una resplandeciente Notre-Dame en su despertar permitió al Presidente de la República anticipar en una semana el regreso al culto de « nuestra catedral ». Y ponerse en el centro de un evento retransmitido en directo en Francia, pero también en el extranjero.
A algunos les molestará la propensión de Emmanuel Macron a ponerse en escena. Y nadie será tan ingenuo como para creer que el Elíseo no disfruta de estas imágenes de un presidente en medio de la nave, rodeado por una asamblea de constructores; imágenes que recordaron las del Gran Debate Nacional. Sí, el Jefe de Estado supo jugar con el calendario y transformar esta última visita al lugar en la primera inauguración de la reconstruida Notre-Dame. Sin embargo, sería un error criticarle por un ejercicio justificado.
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