“Fuera de lo común.” Este archivo es “fuera de lo normal”comenzó Jean-François Mayet en el momento de su acusación en el Juicio por violación en Mazánlunes 25 de noviembre de 2024. En el centro de los documentos, 20.000 fotografías y vídeos de una misma mujer, Gisele Pelicot. Cuerpo inerte, cerebro desconectado, como anestesiado para soportar repetidos ataques. Durante 10 años, su marido Dominique la drogó para violarla y hacer que la violaran desconocidos reclutados en Internet.
“Esa mujer era usted, Madame Pelicot.lanzó el fiscal general, volviéndose hacia la víctima, Saludo su dignidad, su coraje, su admirable resiliencia, su decisión de rechazar las puertas cerradas”. En este día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, por coincidencia del calendario, la representante del Ministerio Público añade: “Este juicio sacude nuestra sociedad, pone de relieve la incapacidad de ciertos hombres supuestamente impulsados por impulsos de estar en simetría con las mujeres”. Este juicio abrió un debate “saludable”según Jean-François Mayet. “Es posible que el legislador necesite aclarar la noción de consentimiento”pregunta.
“Perversión y frialdad emocional”
Después de él, Laure Chabaud se ocupa del caso de Dominique Pélicot, juzgado por violación triplemente agravada: por parte de su cónyuge, bajo sumisión química y en reunión. Ella elige describir uno de los vídeos que él archivaba compulsivamente y que, para ella, vale más que 1.000 palabras. Una víspera de Año Nuevo, Gisèle Pelicot, semiinconsciente en su sofá, con el cuerpo y el rostro relajados, ruega a su marido que la deje en paz. Insiste, sin escuchar nada más que su sed de sexo y sumisión. El abogado destaca la perversión y frialdad emocional de Dominique Pelicot, más allá de su relación con su mujer, que le convierten en imputado “inquietante”dijo.
Como era de esperar, contra Dominique Pelicot se impusieron 20 años de prisión, la pena máxima, así como un seguimiento sociojudicial y una obligación de diligencia. Las penas para los demás acusados variarán según la suya.
Explicaciones de Mathilde Lemaire, editadas por Carol Sandevoir.
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