Olivier de Kersauson, leyenda de la navegación, encontró el amor y la serenidad junto a Sandra, una discreta polinesia. Fue el invitado de Laurent Delahousse en “las 20.30 del domingo” en Francia 2.
Este 24 de noviembre, Olivier de Kersauson fue el centro de atención de France 2 en el programa “20.30 horas del domingo” presentado por Laurent Delahousse. El célebre navegante de 80 años acaba de publicar “Antes de que la memoria se desvanezca, algunas observaciones marítimas” en Editions du Cherche Midi.
Un encuentro bajo el sol polinesio
Fue en la Polinesia, la tierra natal de Sandra, donde Olivier de Kersauson encontró el amor. Después de una historia de amor con Florence Arthaud y un primer matrimonio con Caroline Piloquet-Verne, conoció a Sandra, más joven que él y que prefería la tranquilidad de sus islas paradisíacas. Su boda religiosa tuvo lugar en un atolón de la Polinesia, un año después de su unión civil en Brest.
Sandra, aunque discreta, supo conquistar el corazón del navegador. La pareja evita las apariciones públicas, pero en 2017 hicieron una rara excepción al aparecer juntos en un almuerzo de oradores de la compañía Ponant en el restaurante Le Jules Verne en París. Olivier de Kersauson, habitualmente reservado, incluso se permitió algunas confidencias en Paris Match: “Si tienes la oportunidad de conocer a alguien con quien es posible vivir una experiencia tan loca, en mi opinión, deberías intentarlo. »
Un amor que trasciende los océanos
Para Sandra, Olivier de Kersauson abandonó su Bretaña natal para establecerse en las Tuamotu, en particular en la pequeña isla de Fakarava, donde se casaron religiosamente. “Como tenemos la oportunidad de vivir una historia real, intentaré vivirla más”, confió. El navegante, que superó un cáncer de pulmón, parece haber encontrado la paz interior junto a Sandra.
Antes de Sandra, Olivier de Kersauson tuvo otros amores. Estuvo casado con Caroline Piloquet-Verne, la madre de su hijo Arthur, nacido en 1980, y mantuvo una relación con Florence Arthaud. Hoy es abuelo de dos nietos, a quienes probablemente ya se llevó a la Polinesia, donde parece profundamente realizado.
Olivier de Kersauson, leyenda del mar, encontró en Sandra una compañera que le aporta serenidad y felicidad. Su historia, discreta pero intensa, es una bella ilustración del amor que trasciende océanos y años.
Alejandro Martín
Palabras clave: Olivier de Kersauson
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