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700 razones para creer hasta el final

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La efeméride era el septingésimo partido de Diego Pablo Simeone y la cita no pudo hacerle mejores honores a la trayectoria del argentino. El Atlético de Madrid volvió del parón de selecciones errático, gris y sin creatividad. Y el Deportivo Alavés jugó a lo suyo, aprovechando lo poco que se le concedió. Pero al final, después de dos manos y mucho sufrir, el Cholo estalló de alegría ante una trabajadísima victoria en el Metropolitano. Es su manual de resistencia. Siempre hay motivos para creer hasta el final.

No había tenido tiempo de generar peligro el conjunto rojiblanco cuando ya se encontró con un balón colocado en los once metros de su área. En el minuto siete, Carlos Vicente encaró, puso un centro y a Javi Galán se le cruzaron los cables levantando descaradamente su brazo izquierdo, donde acabó impactando el esférico.

Jon Guridi engañó en el lanzamiento a Jan Oblak y a partir de ahí comenzó no muy distinto al que se imaginaba Simeone, pero con una mochila bastante pesada a la espalda. Samu Lino, que fue de más a menos y estrelló un balón en el larguero, fue de lo poco potable en el primer tiempo junto a Pablo Barrios y Marcos Llorente. El Atleti superaba el 65% de posesión sin tiraratrapado en una maraña blanquiazul donde destacaban los centrales, Abqar y Mouriño.

No es que mejorase mucho, pero Llorente ayudó a que el Atlético se desperezase con varios disparos desde lejos que activaron a Sivera. Y Lino, como decíamos, tuvo la más clara con un remate a cesión de Griezmann que tocó en la cara de Sivera y se topó con el travesaño. Esa jugada venía de una acción de puro ímpetu de Ángel Correa, que se llevó el esférico al trantrán entre rebote y rebote. Era la única forma que tenía el conjunto ‘colchonero’ de progresar.

Simeone se llevó las manos a la cara y miró al cielo varias veces en un primer tiempo frustrante. El Alavés aprovechaba las carreras al espacio de Carlos Vicente, Kike García y compañía para aguantar el balón y ganar aire, aunque sin proponer nada más allá del centro que acabó en el penalti del 0-1. Con ese planteamiento, era de esperar que al equipo de Luis García le viniesen largos los segundos 45 minutos. En ellos, el técnico tardó en refrescar y aquello le jugó una mala pasada.

Estafa juliano y Sorlothel Cholo buscó más energía arriba y una referencia que incomodara a la zaga del Atleti. Tuvieron que entrar también Julián Álvarez y Por Pablo para que el conjunto rojiblanco pusiera una marcha más y se fuera a por la portería del Alavés. Pero el empate no fue de jugada, sino en otra mano, aunque esta traerá bastante más polémica.

En el 74′, el Atleti lanzó una falta lateral en busca de Sorloth. El delantero cabeceó forcejeando con Abqar y su remate tocó en el brazo del central marroquíque en ese momento caía al suelo desequilibrado por el salto. No es que fuese casi deliberado como el de Javi Galán, que tuvo un acto reflejo que le jugó una malísima pasada. Fue cuestión de un rebote. Pero García Verdura no necesitó ni ir a la pantalla para confirmar que sí debía ser pena máxima en contra del Alavés.

Antoine Griezmann, uno de los más afectados por la maraña defensiva ‘babazorra’, convirtió el empate con muchísima potencia. Casi toca su disparo a la derecha Sivera, pero era imposible. Y a partir de ahí enardeció el Riyadh Air Metropolitano, que llevó en volandas al Atleti hacia la remontada frente a un Alavés que ya estaba vendido. El campo se volcó hacia su lado y no pudo tomar aire ni con las entradas de Sedlar o Conechny.

Tuvo que ser Alejandro Sorlothla referencia, quien lo rematara. Rodrigo De Paul se inventó un bellísimo pase a la espalda de la defensa para el noruego, que se sacó un zapatazo a la escuadra corta. Habría quien poco antes lo estaba matando por no meter una, pero esta vez sacó la garra de ‘9’ y la rompió para hallar la remontada. Y poco después, tras una cesión de Julián Álvarez, Griezmann rozó el 3-1 con un disparo cruzado que tocó con la punta de los dedos Sivera.

Al Deportivo Alavés se le hizo ya tarde. Estaba fundido, sin ideas. Solo pudo hilar una jugada larga en campo rival con un pase de exterior de Abqar hacia Conechny, cuyo centro raso murió en las manos de Jan Oblak. Al final, con De Paul perdiendo tiempo en la esquina y viendo una amarilla, el árbitro solo pudo esperar hasta que el tiempo se agotara. Tres puntos para el Atlético para afianzarse en la zona Champions, tres puntos que pierden los ‘babazorros’, que ven más de cerca el descenso.

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