“Un recorrido de calentamiento”: varias estaciones de los Alpes abren el sábado las primeras pistas, dando inicio a una temporada de esquí que corre el riesgo de que se amplíe la brecha entre las zonas de alta y media montaña.
Como cada año, los saboyanos Tignes y Val Thorens, situados en parte a más de 2.000 metros, son los primeros en sortear. El segundo, afectado por un accidente de teleférico que dejó ocho heridos, dos de ellos graves el martes, indicó que seguirá abierto.
Por el contrario, la estación de Grands Montets (Alta Saboya), que también tenía prevista su inauguración el sábado, indicó que aplazaría su apertura una semana. La mayoría de las otras áreas escalonarán su apertura desde ahora hasta Navidad dependiendo de las condiciones climáticas y de nieve.
Los macizos alpinos se beneficiaron esta semana de las fuertes y tempranas nevadas provocadas por el paso de la borrasca Caetano el jueves. Pero este fin de semana debería ir seguido de una “poderosa tempestad”, anunció Météo-France.
Incluso abiertas, las estaciones aún no funcionarán a plena capacidad. “El desafío es sobre todo lanzar la temporada, formar los equipos, organizar las pruebas. La actividad realmente comienza a partir de las semanas siguientes (…) Ahí son más semanas de torre de calefacción”, explica a la AFP Frédéric Porte, director general de Tignes Développement, empresa que gestiona la actividad de la estación.
Por el momento, las reservas son “bastante buenas para la temporada”, en particular la semana de Año Nuevo, a pesar de un paquete cuyo precio debería aumentar alrededor de un 5%, subraya.
– Informes de clientes –
Mismo eco de la Asociación Nacional de Alcaldes de Estaciones de Montaña (ANMSM), cuyo observatorio prevé un aumento del 5% en la tasa de ocupación en diciembre de 2024 respecto a diciembre de 2023.
Lo cierto es que esta tendencia positiva cubre “diferencias (…) según los macizos y las estaciones”, reconoce la ANMSM. “Las tasas de ocupación también pueden variar durante la temporada en función de la capa de nieve y de las condiciones meteorológicas en general”, advierte su presidente, Jean-Luch Boch.
En los Pirineos, las primeras aperturas de estaciones previstas para finales de noviembre son inciertas debido a la falta de nieve. Pero el presidente de la sección Pirineos de Domaines Skiables de France (DSF), Laurent García, señala que “la mayor parte de la temporada” tiene lugar después de Navidad.
El año pasado, muchas estaciones de media montaña se vieron en dificultades durante las vacaciones de invierno debido a la falta de nieve y a las temperaturas demasiado suaves, que imposibilitaban la producción de nieve.
Por el contrario, las estaciones alpinas de gran altitud se beneficiaron del exceso de nevadas y de una clara transferencia de clientes. Se espera que la brecha entre estas estaciones y las ubicadas más abajo o más al sur aumente debido al calentamiento global, estiman los científicos.
– “Cliente fatalista” –
Al inicio de la temporada, Fabrice Mielzarek, director de la Oficina de Turismo de Villard-de-Lans (Isère), se declara “nada” preocupado por la afluencia.
“Creo que el cliente es resiliente y fatalista”, afirma a la AFP. “Muchas personas disparan en las mismas pistas, así que cuando abrimos entre el 60 y el 80% del área, quiero decir que es suficiente”, enfatiza.
La estación, situada en el macizo de Vercors, entre 1.500 y 2.000 metros de altitud, dispone también desde hace tiempo de una amplia “oferta” de actividades no esquiables adaptadas a su clientela regional y familiar en caso de falta de nieve, explica.
“Algunas estaciones de baja y media altitud afrontan con toda su fuerza los efectos del calentamiento global y de la falta de nieve. Están cambiando rápidamente de modelo y tienen que tomar decisiones difíciles”, señaló esta semana en France 3 el Ministro Delegado responsable del Turismo. Economía Marina Ferrari.
“Tenemos que ayudarlos. Pero tengo muchas esperanzas de que seguiremos esquiando”, añadió, mientras que el Tribunal de Cuentas consideró el año pasado que el modelo económico del esquí francés estaba “en peligro”.
Dos zonas, Notre-Dame-du-Pré (Saboya) y Seyne-les-Alpes (Alpes-de-Haute-Provence) anunciaron en otoño su quiebra, mientras que la estación isère de l’Alpe du Grand Serre, se benefició de una moratoria de un año.
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