La Real está en un momento de bonanza que le hace mejorarse cada año y subir el listón y la exigencia más y más. Lo dijo Gorroxategi en MD recientemente, un pivote fantástico formado en Zubieta que sale cedido para dar el salto e intentar tirar la puerta del primer equipo. La realidad indica que ni los mejores proyectos de cantera están teniéndolo fácil para debutar, hacerse un hueco en la plantilla y mucho menos asentarse en el equipo o en el ‘once’ titular. Turrientes, urko, pacheco o incluso Barrenetxea siguen luchando.
Recientemente jugó un partido la Real con sólo dos canteranos en el equipo titular, algo muy extraño, propio de épocas más oscuras, aunque los extranjeros de ahora tengan mucho más talento que entonces y vengan en época de estabilidad económica. Se los puede permitir la Real. Pero lo que no puede hacer nunca es olvidar de dónde viene y gracias a qué existe: Zubieta. La cantera de la Real siempre ha estado ahí y lo seguirá estando si se sigue trabajando tan bien desde abajo y se sigue mimando cuando llegan arriba.
Imanolotro canterano, cumplió 300 partidos dirigidos en el club de su vida en Alicante y la Real solventó el trámite incómodo de la Copa, con todo el ruido de la alineación indebida y el derbi, gracias a una exhibición de estéril o al trabajo de pacheco, olasagasti y Medicamento. Jugaron diez canteranos de inicio y entraron otros cuatro desde el banquillo. Debutaron cinco potrillos. De Beitia, Goti, Balda, Rupérez y Mariezkur. Y se quedaron sin premio Mikel Rodríguez, Mariscal de Orobengoa por una norma absurda. Una pena, pero ya habrá otra ocasión, aunque no sea tan clara como esta, porque Zubieta está muy viva y la Real lo sabe.
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