En 2017, Rafael Nadal y Roger Federer ya no son las entidades imbatibles y ultradominantes que alguna vez fueron. El primero lleva dos temporadas lidiando con lesiones, sin poder recuperar su nivel anterior. El segundo, el envejecimiento, va en declive. A sus 35 años, y tras cinco largos años sin ganar un Grand Slam, la carrera del suizo parece quedar atrás. Sin embargo, después de una masacre entre los favoritos (Novak Djokovic y Andy Murray, en particular, fueron eliminados prematuramente), los dos hombres se encontraron en la final del torneo australiano. Un evento más visto en una final de Grand Slam desde Roland Garros 2011.
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