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Las FDI debilitan el apoyo a Hezbolá en el Líbano

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Las recientes acciones militares llevadas a cabo por las FDI en el Líbano han creado una realidad compleja y desafiante en el país, que impacta su sociedad, política y seguridad.

En el centro está la comunidad chiíta, la principal base de apoyo de Hezbolá, que ahora se encuentra bajo presión de fuentes tanto internas como externas. En una entrevista en profundidad con la profesora Amatzia Baram, experta en Medio Oriente, surge una imagen vívida de los impactos multifacéticos de la presión israelí y cómo está desestabilizando a Hezbolá.

“Los chiítas en el Líbano están bajo una presión que nunca antes habían experimentado”, dijo el profesor Baram. “Esta presión se ejerce en varios niveles: social, político y de seguridad. Por primera vez, estamos viendo grietas significativas en la base de apoyo de Hezbolá, que ha sido la columna vertebral de la organización”.

Actualmente, el Líbano acoge a alrededor de 1,25 millones de refugiados, en su mayoría chiítas, que han huido de sus hogares debido a los combates en el sur del Líbano, el valle de la Bekaa y el distrito de Dahiyeh en Beirut.

“Los refugiados chiítas están buscando refugio en otras partes del Líbano”, explicó el profesor Baram. “Algunos incluso han cruzado a Siria, pero la mayoría permanece en el Líbano, desplazándose a zonas donde los drusos, sunitas y cristianos son mayoría, donde no son bienvenidos.

Los residentes locales ven a los chiítas y a Hezbolá como los principales culpables de esta guerra y del terrible estado del país”.

Más allá de la tensión social, los refugiados enfrentan graves dificultades de vivienda. Los precios de alquiler en las principales ciudades, particularmente en Beirut, se han disparado, a veces duplicándose o triplicándose, a medida que los propietarios aprovechan la alta demanda.

“Incluso si los chiítas logran encontrar un lugar donde vivir, pagan precios elevados y a menudo tienen que soportar malas condiciones de vida”, explicó el profesor Baram.

“La estrecha proximidad física entre diferentes sectas en el país crea fricciones. Los drusos, sunitas y cristianos culpan a los chiítas de arrastrar al Líbano a la guerra, dañar la economía y arruinar cualquier posibilidad de estabilidad. Creen que Hezbollah está luchando por Gaza, no por el Líbano”.

La angustia social también se está filtrando en las filas de Hezbollah. Las familias de los agentes de la organización han tenido que huir de sus hogares y buscar refugio, ejerciendo una inmensa presión sobre los propios terroristas: “Los terroristas de Hezbollah saben que sus familias no tienen dónde descansar”, dijo el profesor Baram.


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“Esta situación sin precedentes está provocando que los propios combatientes presionen a sus comandantes para que detengan los combates y que sus familias puedan regresar a sus hogares en el sur del Líbano”.

Creciente lucha interna

Mientras tanto, la presión aumenta debido al aumento de los ataques israelíes contra objetivos en el sur del Líbano y Beirut.

“Recientemente, hemos visto un aumento en el número de residentes que huyen de la zona de Dahiyeh en Beirut y del valle de la Bekaa. [Baalbek]. La continua presión militar israelí dañará aún más la moral de Hezbolá y su capacidad para mantener a su personal”.

La crisis social y económica también se está traduciendo en importantes cambios políticos. Por primera vez, el Movimiento Patriótico Libre, un socio clave en la coalición de Hezbolá, anunció su retirada. “Este fue un punto de inflexión”, afirmó el profesor Baram.

“El Movimiento Patriótico Libre, un partido cristiano maronita dirigido por Gebran Bassil, había apoyado a Hezbolá durante muchos años.

Hace cuatro días, Bassil declaró públicamente: ‘Hezbollah ya no puede afirmar que está defendiendo al Líbano. Abrir un frente a causa de Gaza no es para defender al Líbano”. De los 128 miembros del Parlamento libanés, 17 miembros del partido anunciaron que ya no apoyarían las políticas de Hezbolá ni las votaciones relacionadas”.

La presión sobre Hezbollah no se limita a los ámbitos social y político; sus posiciones diplomáticas también están cambiando, lo que refleja la profundidad de la crisis.

El Secretario General Adjunto de la organización, Naim Qassem, ha mostrado un cambio de postura en sus discursos recientes, indicando discordia interna dentro de Hezbollah:

“En su primer discurso evitó por completo vincular el alto el fuego en el Líbano con el de Gaza. Sin embargo, en su segundo discurso, se hizo eco de la posición de Nasrallah, vinculando un alto el fuego en el Líbano con un alto el fuego en Gaza. Más recientemente, volvió a cambiar y apoyó un alto el fuego en el Líbano independientemente de la situación en Gaza”.

El profesor Baram explicó: “Esta es la primera vez que vemos a Hezbollah inclinarse hacia la separación de los frentes. Nasrallah, que defendió la unidad de los frentes, se revolvería en su tumba: su política ha fracasado”.

Al mismo tiempo, el colapso político ha aumentado la tensión sectaria en el Líbano. Los drusos, que anteriormente habían sido relativamente tolerantes con Hezbollah, ahora están mostrando una creciente oposición a la organización. “Hay un claro aumento de la resistencia drusa en los canales de medios libaneses”, dijo el profesor Baram.

Entre la comunidad cristiana, la oposición es cada vez más abierta e intensa. “Siempre ha habido cristianos que se opusieron a Hezbollah, pero hoy, incluso los partidos cristianos que alguna vez lo apoyaron, como el Movimiento Patriótico Libre, le están dando la espalda”, explicó el experto.

“La presión sobre Hezbollah es multifacética y precisa. Israel ha logrado desestabilizar la base de apoyo social de la organización, dañar la moral de sus agentes y crear importantes divisiones en la arena política”, concluyó el profesor Baram.

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