Doce días después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Joe Biden se enfrenta a la realidad de que la arena se vacía rápidamente en el reloj de arena. Al demócrata le quedan sólo unas semanas para consolidar los logros de su mandato antes de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca. Si bien las intenciones de Trump siguen sin estar claras respecto a la guerra en Ucrania, que ha prometido resolver en un tiempo récord, Biden finalmente ha cedido a una petición que Kiev lleva haciendo meses, dijeron el domingo 17 de noviembre fuentes oficiales. Washington autorizará, caso por caso, el uso por parte del ejército ucraniano de misiles de largo alcance para atacar en profundidad a Rusia, es decir, sistemas de misiles tácticos del ejército (ATACMS), que pueden alcanzar un objetivo a casi 300 kilómetros de distancia.
El objetivo es repeler el contraataque de Moscú (casi 50.000 efectivos, entre ellos 10.000 norcoreanos) en la región rusa de Kursk, conquistada por Kiev en agosto. Esta importante decisión, que llegó al final de un fin de semana de masivos ataques rusos en Ucrania, ha sido causa de inmensa frustración entre los partidarios del país invadido por el tiempo que tardó en llegar. No revertirá el equilibrio de poder, pero sí ofrece a Kiev una opción militar largamente esperada. No perfila una posible victoria, pero sí libera una mano atada a la espalda. La prioridad es retener activos estratégicos –como un pedazo de territorio ruso– antes de que Trump asuma el cargo, sabiendo que tiene la intención de impulsar las negociaciones.
Hasta ahora, la negativa estadounidense a permitir ataques profundos se explicaba por el temor a una escalada por parte rusa, ya que Moscú ha blandido repetidamente la amenaza de un arma nuclear. Pero la escalada tomó una dirección diferente, a juzgar por la presencia masiva de soldados norcoreanos junto al ejército ruso.
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Pocas veces una administración estadounidense se ha contradicho de manera tan consistente en una cuestión importante de seguridad internacional. Como ocurrió con otros equipos militares, como tanques y aviones de combate, está cediendo después de retrasar demasiado el momento, en detrimento de Ucrania.
La estrategia de la administración Biden puesta en duda
Esta desconexión sistémica de Estados Unidos con las necesidades y emergencias en Ucrania, a pesar de la masiva ayuda militar y financiera desde 2022, ha hecho que otros actores sean más audaces, como Irán, que ha suministrado cientos de drones a Rusia. “La administración Biden hizo lo correcto al apoyar a Ucrania después de su invasión, pero luego cayó en la trampa de creer que las guerras se ‘gestionan’ en lugar de librarse”, señaló Andrew Michta, director del grupo de expertos Atlantic Council sobre X. ” Y por eso a Ucrania nunca se le dieron los medios para doblegar al ejército ruso y dejarlo ineficaz en el combate”.
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