Chloé Valmary17 de noviembre de 2024
Con “Daaaaaali!”, Quentin Dupieux explora el mundo fantástico de Salvador Dalí, un terreno ideal para su aproximación al absurdo. Si esta atrevida película capta la esencia excéntrica del artista, algunas elecciones suscitan reservas entre los historiadores, como la presencia de una banda sonora original muy marcada.
¡Daaaaali! : Quentin Dupieux está loco por Salvador
¿Quién mejor que Quentin Dupieux para abordar una película biográfica de Salvador Dalí? Con “Daaaaaali!”, el director ofrece una versión completamente fuera de lo común del pintor siguiendo las desventuras de Judith (Anaïs Demoustier), una periodista novata que intenta conseguir una entrevista con el esquivo artista.
En casi todas las escenas, Dalí cambia de rostro y de personaje, interpretado sucesivamente por Édouard Baer, Jonathan Cohen, Gilles Lellouche, Didier Flamand y Pio Marmaï. Esta multiplicidad de Dalí nos permite captar las diferentes facetas de su personaje: carismático, excéntrico, introspectivo o totalmente impredecible.
A través de este loco fresco, Dupieux también describe el funcionamiento de la industria cinematográfica, burlándose de productores cínicos y manipuladores, como Jérôme (interpretado por Romain Duris), que empuja a Judith a ir más allá de todos los límites para captar la atención de Dalí.
Este personaje encarna la presión y los sacrificios que a menudo se exigen en el ambiente artístico, recordando sutilmente ciertas críticas modernas al abuso de poder, conservando al mismo tiempo el tono burlesco y excéntrico propio de Dupieux.
Visualmente, “¡Daaaaaali!” se inspira en la estética surrealista de Dalí con escenarios sorprendentes y escenarios absurdos que juegan constantemente con las percepciones. Dupieux utiliza una arquitectura peculiar y escenas de muñecas rusas para ilustrar el extraño mundo del artista, donde la realidad y la ilusión se mezclan constantemente.
Alejándose del tradicional biopic, el director pinta un retrato único del pintor, jugando con la memoria colectiva y la percepción popular de esta sorprendente figura.
La música de la discordia.
Si “¡Daaaaaali!” Seducido por su audacia, el uso de la música ha despertado reservas entre algunos historiadores, en particular debido a la relación conflictiva entre Dalí y este arte. De hecho, Dalí despreciaba la música, que consideraba inferior a la pintura, hasta el punto de romper un violín durante sus estudios para afirmar su superioridad artística, acto que le motivó su expulsión de la Academia de Bellas Artes.
Además de este rechazo, la adición de música de inspiración catalana –compuesta aquí por Thomas Bangalter– plantea interrogantes sobre la compleja identidad de Dalí. Aunque Dalí creció en Cataluña y en ocasiones incorporó en su apariencia elementos culturales catalanes, como sus alpargatas, sólo utilizó este folklore con cierta ironía.
Además, Dalí mantuvo una relación ambivalente con su herencia catalana: los catalanes se apropiaron de él como una figura icónica mientras lo criticaban por su apoyo político al dictador Franco, una posición que lo aisló de muchos admiradores catalanes.
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