En 2023, serán 18,2 años para las mujeres y 17,7 años para los hombres, frente a 17,3 años para ambos sexos en 2010, informa la amplia encuesta Inserm-Anrs sobre la sexualidad de los franceses publicada el 13 de noviembre. Una sorpresa para los investigadores que sugieren varias explicaciones posibles.
“¿Y lo hiciste?” Esta pregunta es un problema en los bancos de las escuelas, especialmente en la escuela secundaria. Por “hacer”, entienda “hacer el amor” por primera vez. Si la expresión ha caído en el lenguaje común durante décadas, ¿cómo se ve hoy en día? ¿Sigue estando tan lleno de emociones, impaciencia y aprensiones en comparación con lo que nuestros mayores pudieron haber experimentado? No estoy tan seguro. Sin embargo, una cosa es segura: la edad de las primeras relaciones está aumentando. En 2023, será de 18,2 años para las mujeres y de 17,7 años para los hombres (frente a 17,3 años para ambos sexos en 2010). Esto es lo que revelan los primeros resultados de la importante encuesta del Inserm y de la ANRS sobre el comportamiento sexual francés, la cuarta de este tipo desde 1970, publicada el miércoles 13 de noviembre. Detalles con una de las codirectoras del estudio, Armelle Andro, profesora de demografía de la Universidad de París 1 Panthéon-Sorbonne.
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Estos datos no dejaron de sorprender a los investigadores. Este es también “uno de los principales resultados de la encuesta”, confirma Armelle Andro. Entre las primeras hipótesis invocadas para explicar la disminución de la edad de la primera relación sexual, el demógrafo cita un acontecimiento que afectó a poblaciones a escala mundial: la pandemia de Covid-19. “Este período coincidió para las últimas generaciones con su ingreso a la sexualidad. Sólo que las restricciones impuestas, los confinamientos y los gestos de barrera no ofrecieron las mejores condiciones para actuar”, observa Armelle Andro.
Otra lección valiosa que destaca la encuesta: las niñas posponen la edad de su primera vez más que los niños. Y aquí también, esta brecha podría haberse ampliado dentro de una “generación Covid”. “Mi colega Nathalie Bajos (socióloga y directora de investigaciones del Inserm), que estudió de cerca el impacto de los confinamientos y de la pandemia, constató que las mujeres, especialmente las más jóvenes, habían sido más respetuosas de las normas de distanciamiento que los hombres durante este período. Lo que podría haberles empujado a posponer su primera visita”, informa el profesor de demografía.
Obstáculos socioeconómicos a la autonomía
Pero las repercusiones de la pandemia no son las únicas vías consideradas por los investigadores del Inserm y Anrs: como señala Armelle Andro, este aplazamiento de la edad de la primera relación sexual ya había comenzado en 2010 (17,3 años para ambos sexos). En aquel momento, los jóvenes sufrían los efectos de otra gran crisis, la de la gran recesión económica de 2008. “Esta situación hizo extremadamente compleja su entrada en la vida adulta”, reconoce el demógrafo, que considera esta teoría como la más creíble. Ya no tenían tan fácil acceso a las etapas tradicionales de la vida para ganar autonomía: la posibilidad de obtener un primer trabajo, una primera vivienda y, por tanto, abandonar el hogar familiar. Todo esto se ha pospuesto, y este deterioro de sus condiciones de vida ha tenido un impacto significativo en su salud mental, reconoce el demógrafo. Por tanto, nos parece lógico que esto también pudiera haber afectado a su vida sexual.
Los nuevos contornos de la experiencia sexual
Al leer sobre esta avanzada edad, también podemos preguntarnos si esta juventud no se habría vuelto simplemente más mojigata, más paciente, más abstinente. Podría haber otra explicación. Si la primera vez permanece cargada simbólicamente en su mente, los contornos de lo que define la sexualidad fluctúan. “El modo de entrada en la sexualidad ha evolucionado, la primera relación sexual ya no es un elemento central sino una etapa entre otras”, indica Armelle Andro. Los estudios cualitativos lo confirman, los jóvenes de 15 a 17 años entrevistados hablan de la importancia de los “preliminares” como primera experiencia de sexualidad.
Si los jóvenes se adhieren más a esta sexualidad no penetrante es también porque el repertorio de prácticas sexuales se ha diversificado en todas las edades, como lo demuestra la encuesta Inserm-Anrs. Y esta evolución afecta especialmente a las mujeres. “Anteriormente, las mujeres afirmaban que se masturbaban más después de volverse sexualmente activas”, explica Armelle Andro. En 2023, ellos, especialmente los más jóvenes, lo consideran como una fase de descubrimiento de la sexualidad, mucho antes de su primera vez. Esta forma de autosexualidad, atribuida durante mucho tiempo a los jóvenes, podría justificar su deseo de posponer la primera relación sexual.
Las mujeres jóvenes parecen orientarse cada vez más hacia otras trayectorias sexuales en las que la violencia y las desigualdades son menos prevalentes.
Encuesta Inserm-Anrs 2023
“Si la masturbación les conviene, pueden decirse que tal vez no sean tan necesarios los niños”, sugiere Armelle Andro. Este es también uno de los puntos destacados de la encuesta Inserm-Anrs, que “da testimonio del cuestionamiento cada vez más marcado de la norma heterosexual en las representaciones y prácticas”. Así, una proporción importante de mujeres jóvenes de 18 a 29 años manifiestan, por ejemplo, atracción por personas del mismo sexo (32,3%). “En un contexto social marcado por una creciente difusión de ideas feministas, estas jóvenes parecen orientarse cada vez más hacia otras trayectorias sexuales en las que la violencia y las desigualdades son menos frecuentes”, señalan las autoras del estudio.
Leyendo estos datos, también nos preguntamos si el primer acto sexual -con o sin penetración- no juega un papel en la relación que mantenemos con el sexo años después. “Aún es demasiado pronto para responder a esta pregunta”, responde Armelle Andro, quien confirma que se están realizando numerosos análisis para profundizar las primeras observaciones del estudio. Se trata de los viajes emocionales y sexuales de los declarantes, pero también del uso de la pornografía, que sabemos que es perjudicial entre los más jóvenes, o incluso del consentimiento. Los análisis en profundidad deberían presentarse en un libro que La Découverte publicará en 2026 y que, imaginamos, revolucionarán aún más nuestras ideas preconcebidas en torno a esta famosa primera vez.
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