La policía japonesa arrestó a un turista estadounidense de 65 años por presuntamente desfigurar un santuario de Tokio.
El hombre, identificado como Steve Hayes, está acusado de usar sus uñas para grabar cinco letras en una puerta torii en el santuario Meiji Jingu el martes por la mañana.
Hayes dijo que estaba escribiendo el nombre de un miembro de la familia en la puerta, que representa la frontera entre los mundos vivo y sagrado en la religión sintoísta, como una broma, según la policía.
El personal del santuario Meiji Jingu, construido en 1920 para honrar a los espíritus del emperador Meiji y su esposa, la emperatriz Shoken, descubrió los daños el mismo día y alertó a la policía, que arrestó a Hayes el miércoles.
No quedó claro de inmediato cómo identificaron a Hayes, quien según las autoridades llegó a Japón con su familia el lunes, ni qué cargos podría enfrentar.
Es el segundo incidente de este tipo en un santuario de la capital japonesa esta semana.
El lunes, la policía dijo que estaba investigando después de que el carácter kanji que significa “muerte” fuera pintado en dos puntos de un muro de piedra en el Santuario Yasukuni de Tokio en honor a los muertos en la guerra de Japón.
El anuncio se produjo tras otros dos incidentes de desfiguración en el mismo santuario (que ha sido fuente de fricciones diplomáticas con China y otros países asiáticos debido a su conmemoración de los líderes japoneses de la Segunda Guerra Mundial) en los últimos meses.
En junio, se encontró la palabra “inodoro” pintada con aerosol rojo en un pilar de piedra del santuario, mientras en las redes sociales circulaban imágenes de un hombre orinando en el monumento.
Un chino que vive en Japón fue acusado de daños a la propiedad y profanación de un lugar de culto en julio, mientras que otros dos chinos han sido incluidos en las listas de personas buscadas.
En agosto, también se escribieron caracteres chinos y algunas letras del alfabeto latino en el santuario con un rotulador negro, dijo la policía.
Japón recibió un récord de 17,78 millones de visitantes extranjeros en el primer semestre de este año, y el yen débil ayudó a impulsar el número de turistas por encima de los niveles previos a la pandemia.
La afluencia de visitantes ha dado un impulso a la economía de Japón, pero también ha provocado quejas de algunos lugareños hartos del mal comportamiento y las violaciones de la etiqueta cultural por parte de los visitantes.
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