DESCRIPCIÓN – Designado por Donald Trump para dirigir un departamento de eficiencia gubernamental, el multimillonario podría aplicar sus recetas empresariales al poder público… a riesgo de chocar contra un muro.
Un riff de guitarra enojado, aplausos de la multitud y Elon Musk hinchando el pecho. El 28 de octubre, en el Madison Square Garden, sede emblemática del equipo de baloncesto Knicks, el empresario subió al escenario frente a ardientes activistas trumpistas. En este bastión demócrata, el multimillonario vino a echar una mano a Donald Trump. Elon Musk comienza su discurso rugiendo ante el micrófono, con los brazos levantados como un culturista. “Su dinero se está desperdiciando y el Departamento de Eficiencia Gubernamental resolverá este problema”dice antes de fruncir los labios, orgulloso de su efecto.
Dos semanas después, aquí lo tenemos al frente de este nuevo departamento creado a su medida. En un comunicado de prensa publicado este miércoles 13 de noviembre, Donald Trump, 47º presidente electo de Estados Unidos, le pidió, con la ayuda del republicano Vivek Ramaswamy, que“abrir el camino a [son] administración para desmantelar la burocracia gubernamental, reducir las regulaciones excesivas, recortar el gasto innecesario y reestructurar las agencias federales”. Para llevar a cabo esta misión, el sudafricano naturalizado estadounidense en 2021 debería volver a sus principios fundamentales, aunque eso signifique hacer daño.
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