La desgarradora experiencia de Felicity Campbell sirve como un claro recordatorio de cómo las sofisticadas tácticas de estafa pueden dejar tambaleándose incluso a las personas más vigilantes. Campbell, que vivía en el pequeño pueblo de Bleasby, Nottinghamshire, se embarcó, sin saberlo, en una traumática prueba financiera después de responder a lo que parecía un simple correo electrónico sobre licencias de televisión.
Todo comenzó con lo que parecía ser un correo electrónico legítimo afirmando que le vencía la licencia de televisión. Pensando que podría retrasarse en sus pagos, Campbell ingresó los datos de su tarjeta de crédito sin sospechar ningún crimen. Casi de inmediato, se arrepintió cuando se dio cuenta de que se trataba de otra estafa de phishing dirigida a víctimas desprevenidas. Confiada en haber actuado lo suficientemente rápido, se acercó a su banco y les pidió que cancelaran su tarjeta.
Pero apenas cinco días después, Campbell recibió una llamada telefónica. La voz al otro lado de la línea era tranquila y autoritaria y decía ser de Nationwide, su banco. “¿Respondiste a un correo electrónico de phishing de TV Licensing?” preguntó el hombre. Las alarmas sonaron de inmediato para Campbell, pero la conversación rápidamente pasó de una mera pregunta a un pánico absoluto. El estafador afirmó que había habido transacciones sospechosas en su cuenta, incluido un pago de £1,500 a Western Union, uno que ella nunca había autorizado.
“El hombre me dijo: ‘Nos preocupa que su cuenta haya sido comprometida'”, relató durante su entrevista en You and Yours de BBC Radio 4. Cuando Campbell cuestionó la llamada, citando sus dudas sobre su autenticidad, el estafador calmó instantáneamente sus preocupaciones al mencionar correctamente detalles personales como su dirección y transacciones recientes. Al igual que muchas otras víctimas, Campbell se sintió adormecido por la sensación de seguridad que le brindaba la persona que llamó.
Sintiéndose atrapada y ansiosa, Campbell aceptó a regañadientes permitirle ayudarla a asegurar su cuenta. Lo que siguió fue nada menos que escalofriante. El estafador le devolvió la llamada a través de WhatsApp, empleando la función para compartir pantalla de la aplicación, una función lanzada apenas el año pasado. Desesperada por salvaguardar sus finanzas, la guiaron para presionar varios botones en su teléfono, lo que sin saberlo le otorgó al estafador acceso completo a su pantalla.
“Me enseñó cómo compartir mi pantalla para poder guiarme a través del proceso de hacer que mis cuentas sean seguras”, recordó Campbell, solo para darse cuenta más tarde de la gravedad de su error. Luego, el hombre vio sus cuentas adicionales en otros bancos como Lloyds y Wise, así como sus transacciones financieras. Campbell siguió sus instrucciones durante los siguientes 90 minutos, moviendo varias sumas entre sus cuentas, creyendo que estaba recuperando el control, pero todo el control real permaneció firmemente en manos del estafador.
Con cada transacción, el estafador continuó tejiendo su inquietante narrativa. “Estamos logrando recuperar el dinero, pero tenemos que actuar rápido”, le dijo, animándola a mover los fondos rápidamente. Lo que ella no sabía era que la realidad era sombría; esta era la forma que tenía el estafador de transferir dinero fuera de sus cuentas y desaparecer efectivamente con él. “Me sentí como si me estuvieran preparando; todo me hacía sentir cada vez más temerosa e insegura”, recordó, subrayando las presiones psicológicas que explotan muchos estafadores.
En un momento terrible durante el intercambio, él la convenció de pedir un préstamo de 25.000 libras esterlinas. ¿El fundamento? Supuestamente era necesario bloquear otro préstamo, uno que, según él, ya había sido obtenido de manera fraudulenta a su nombre. Con todo fuera de control, Campbell se encontró aceptando el préstamo a regañadientes, llena de confusión y ansiedad. “Si hubiera sido una petición independiente, lo habría cuestionado, pero me sentí atrapada y sentí que no tenía otra opción”, admitió.
El punto de inflexión llegó cuando transfirió por error el dinero del préstamo fuera de su cuenta durante este elaborado plan. Al darse cuenta de que todo estaba mal, Campbell finalmente declaró: “Me siento incómodo. No quiero continuar con esto”. Lo que siguió fue impactante; El estafador le respondió: “Vaya usted misma, señora”. En ese momento, la claridad llegó: había sido engañada. No fue sólo mala suerte; había sido manipulada expertamente.
Al final de esta horrible experiencia, Campbell perdió £20.000 en total, transferidas a cuentas de Western Union registradas a nombre de personas de todo el mundo, incluida la India. No se trataba sólo del dinero: esta estafa descarriló su tranquilidad, dejándola sintiéndose violada y emocionalmente agotada.
Afortunadamente para Campbell, la historia no termina ahí. Después de que el polvo se calmó, logró recuperar algunas de sus pérdidas. Nationwide Bank reembolsó £6.000, que cubrían el dinero transferido desde su cuenta, e inició su propia investigación para determinar cómo los estafadores recuperaron detalles confidenciales sobre sus transacciones. Mientras tanto, Lloyds llevó a cabo sus propias investigaciones y le reembolsó 2.000 libras esterlinas vinculadas a transacciones con tarjeta de débito derivadas del asesoramiento no solicitado del estafador. Campbell también informó haber recibido reembolsos parciales de alrededor de £6,000 de Wise, pero no estuvo exento de batallas.
Wise sostuvo que había emitido múltiples alertas sobre actividades y transacciones sospechosas vinculadas a la cuenta de Campbell. Aunque había confirmado por teléfono que estas transferencias estaban autorizadas, la realidad refleja la necesidad de una mayor concienciación y protección del consumidor. ¿Y qué espera Campbell que otros aprendan de su experiencia? “Cuestiona siempre todo y no actúes rápidamente, por muy convincentes que parezcan”, implora a los demás. Se ha dicho antes, pero quizás con historias como la de Campbell, el mensaje pueda resonar más.
Las estafas como la que sufrió Campbell son cada vez más frecuentes. Los ciberdelincuentes idean historias elaboradas, crean formas de falsa urgencia e incluso utilizan medios de alta tecnología, como compartir pantalla, para coaccionar a las víctimas, lo que señala una nueva era de estafas a medida que la tecnología evoluciona rápidamente. Para combatir estas tácticas nefastas, las autoridades y los bancos están intensificando campañas de concientización, con la esperanza de proteger a las poblaciones vulnerables a medida que aumenta la escala del fraude digital.
Si bien la terrible experiencia de Campbell es inquietante, sirve tanto como advertencia como como llamado a la acción. Las instituciones financieras, los legisladores y los individuos deben unirse para abordar de manera efectiva la creciente amenaza del fraude. Lo que está claro es que el conocimiento y la vigilancia de los consumidores deben adaptarse continuamente para seguir el ritmo de estos astutos delincuentes que crean nuevas estrategias con regularidad.
Related News :