Amy Greene estuvo en Washington y Nueva York el martes y miércoles para seguir en directo las elecciones estadounidenses. Ella publicó recientemente Estados Unidos enfrenta sus fracturas (Taillandier, 2024). Sin embargo, cree que el mosaico de razones que llevaron a los votantes estadounidenses a reelegir a Donald Trump no debería ocultar un hecho esencial: el trumpismo es un hecho político importante. Y los demócratas no lo han analizado lo suficiente.
¿Le sorprende el regreso de Donald Trump al poder?
Lo que resulta bastante sorprendente es la claridad de la elección de los votantes. En 2016, Donald Trump perdió claramente el voto popular y su victoria no era nada esperada. Fue un shock. Esta vez es una victoria clara, pero bastante clásica al final. Casi normal. Lo que está claro ahora es que Donald Trump no es un accidente en la historia de Estados Unidos. Esto no es una aberración, es una fuerza política. Potencialmente sostenible.
Las encuestas estaban equivocadas. El voto popular nos muestra un país todavía dividido en dos, pero los avances de Trump son generales. ¿Las encuestas ya no son fiables?
Desde 2016 surgen dudas sobre la capacidad de los encuestadores para medir la realidad del electorado y las intenciones de voto. Algunos institutos anunciaron una posible victoria decisiva, pero es cierto que las encuestas no permiten actualmente medir todos los matices de la opinión pública. Para captar el voto oculto.
Una fuerza política, dices. ¿Cuáles son las razones puramente políticas de esta victoria de Donald Trump? ¿De qué se trató esta elección?
Desde una perspectiva política, creo que hubo mucho enojo y mucha insatisfacción con la presidencia de Joe Biden. Esto es fundamental, especialmente cuando se trata de economía e inflación. Hace cuatro años, particularmente en los estados decisivos que Trump acaba de cambiar, muchos votantes esperaban que Biden encontrara soluciones económicas duraderas, efectivas y, sobre todo, perceptibles. Sin embargo, el cambio no se sintió. Mientras tenían el recuerdo del cheque pandémico emitido por Donald Trump para llegar a fin de mes.
¿Fue entonces la decepción una palanca?
Sí, a pesar de las estadísticas macroeconómicas, los votantes esperaban mucho de la recuperación, de un crecimiento innegable y perceptible, y esto no estaba suficientemente presente.
¿En su opinión Kamala Harris no ha dejado su huella personal?
La única ruptura que propuso fue una ruptura generacional. Apostando a que la marcha de un hombre de 80 años no permitiría que le sucediera un hombre de 78. Ella propuso la encarnación de una nueva generación, mientras Trump apostaba a que los estadounidenses no se iban a ofender por…
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