Cuatro días después de las trágicas inundaciones que devastaron el sureste de España, el sábado 2 de noviembre llegaron nuevos refuerzos militares para ayudar a buscar a los desaparecidos y restaurar las zonas asoladas por los torrentes de barro.
El último informe facilitado el viernes por la noche por las autoridades cifra al menos 211 víctimas, de las cuales 204 en la región de Valencia, la más afectada por este espectacular mal tiempo. Otras dos personas murieron en Castilla-la-Mancha y una tercera en Andalucía.
Pero este número de víctimas podría aumentar aún más, ya que todavía se busca a muchas personas desaparecidas, particularmente entre los cadáveres de automóviles volcados por las furiosas olas, que ensucian los estacionamientos y las calles.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, aseguró el viernes por la noche que todavía no había una cifra oficial sobre los desaparecidos, mientras los vecinos sin noticias de sus seres queridos aumentaban sus llamadas de auxilio en las redes sociales.
“Sería imprudente dar una cifra”confirmó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el canal de televisión Antena 3. Sin embargo, “Es probable, dadas las circunstancias y la opinión de los expertos, que haya más muertes”aclaró.
Para hacer frente a esta situación, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció el envío de 10.000 soldados y policías adicionales.
Solidaridad
Una de las prioridades del ejército, además de la búsqueda de los desaparecidos, es reabrir las carreteras para permitir la entrega de ayuda, en particular alimentos, retirando los vehículos y los escombros que impiden la circulación, y restablecer el orden en los municipios afectados.
Desde las inundaciones, ocurridas durante la noche del martes al miércoles, las autoridades han constatado actos de saqueos y robos. La policía anunció que ya había detenido a varias decenas de personas, varias de las cuales estaban en prisión preventiva.
Las muestras de solidaridad continúan, especialmente en Valencia, donde miles de personas se reunieron por segundo día consecutivo el sábado en la madrugada para dirigirse a pie a las localidades vecinas, equipadas con palas y escobas, según un periodista del‘AFP.
“Ayer llevamos toneladas de alimentos y agua a los municipios más afectados”, aseguró a los periodistas Susana Camarero, vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, reconociendo que las operaciones se vieron obstaculizadas por el estado de las infraestructuras.
“Muchos pueblos quedaron aislados y llamamos a los ayuntamientos para saber qué necesitaban, pero no había teléfonos”recordó, mientras miles de personas siguen privadas de comunicación.
“Las ayudas son insuficientes, afortunadamente España sabe ser solidaria”confiado a la AFP Alicia Izquierdo, que acudió el viernes a llevar dos carros llenos de comida junto a su hermana Marta a casa de su hermano en Paiporta, un pueblo de más de 25.000 habitantes donde se han contabilizado al menos 62 fallecidos.
El viernes, el número de voluntarios fue tal que las autoridades pidieron a los vecinos que se desplazaban en coche a las comunidades afectadas que se quedaran en sus casas, para no obstruir las carreteras e impedir el paso de la ayuda.
En las afueras de Valencia, el trabajo de los socorristas y militares debería desarrollarse bajo un cielo templado el sábado. Pero la Agencia Nacional de Meteorología (Aemet) advirtió que aún se producirían fuertes precipitaciones en la provincia de Castellón, en el norte de la Comunidad Valenciana, puesta en alerta naranja.
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