Tras la muerte del periodista el pasado mes de mayo, su hija recorrió, a través de innumerables fotografías de archivo, la excepcional carrera del hombre de la televisión.
Tras la marcha de Bernard Pivot, Cécile, una de sus hijas, encontró en su despacho una serie de carpetas que se atrevió a abrir por primera vez. Así descubrió innumerables fotografías perfectamente clasificadas, repartidas en 75 álbumes, relativas a distintas épocas de la dilatada carrera de la periodista y escritora. La mayoría de ellos los había llevado y recogido Agnès, su otra hija.
Para experimentar la sensación de pasar un poco más de tiempo con él, se sumergió en estos archivos durante tres meses. Extrajo cientos de documentos antes de leer decenas de artículos de prensa, para asociar estas fotografías con pasajes de su vida y de su carrera. El conjunto se reúne en El sabor de los demásun libro que firmó con Agnès, su hermana.
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Se mencionan, por supuesto, los grandes tiempos de “Apostrophes” y “Bouillon de culture”, empezando por aquellos en los que recibió a Arthur Miller, Anthony Burgess, Angela Davis, pero también este encuentro excepcional con Jean-Marie le Clézio, ante la indiferencia casi general. de los medios de comunicación, porque esa misma noche, en TF1, Bernard Tapie fue el invitado del “Juego de la Verdad”.
“Tarjeta de prensa 17316”
Una fotografía que muestra a Vladimir Nabokov durante una entrevista que se ha convertido en un culto, va acompañada de una revelación: el autor de lolita había expresado un deseo que fue inmediatamente concedido: en la tetera, en realidad, había whisky. Nadie se dio cuenta entonces, como tampoco ocurrió con esta otra noche que se ha hecho legendaria, el 22 de septiembre de 1978, cuando Charles Bukowski, completamente borracho, decidió abandonar el plató.
Como un guiño al detrás de escena de estos espectáculos, descubrimos al presentador en el momento del maquillaje, pero también rodeado de André Berger, mensajero de las editoriales y Madame Reversat, cuidadora de su casa parisina. Durante unos treinta años, entregaron y trajeron paquetes de libros a su apartamento parisino de la Avenue Niel, a veces varias veces al día.
Papá odiaba la palabra “aquí”, él la prefería mucho, “Hoy”
Cécile Pivot
En un capítulo titulado “Tarjeta de prensa 17316”, se analiza el momento en que, como mensajero de Le Figaro Littéraire antes de hacerse cargo de su dirección, fue, en 1968, el primero en creer en el futuro de Patrick Modiano, y en ‘entrevista . El futuro premio Nobel guardó la carta enviada entonces por el crítico como amuleto de buena suerte. A su afición por la literatura se sumó siempre la del fútbol, la Gauloiserie, la cocina y el Beaujolais, nacida a los cinco años cuando participaba en las vendimias que llamaba sus “intermedios de libertad”. “Bebe vino y vive con alegría” está escrito en un cartel delante del cual coloca, unas páginas antes, documentos familiares que, sin duda por modestia, nunca ha mostrado.
Descubrimos, entre otros, a sus nietos en la casa de Beaujolais, y a Anne-Marie, su hermana, que era profesora de alemán. Todo va acompañado de un texto biográfico largo y profundamente afectuoso de Pierre Assouline, uno de sus colegas en la Academia Goncourt. “Quien quiera escribir nuestro circuito cultural hacia finales del otro siglo no podrá evitar un examen detenido de los archivos de Apóstrofes”escribe, entre otros. Cécile Pivot confiesa que lo eligió para este homenaje porque un día utilizó para referirse a su padre la palabra que, en su opinión, resume el hombre que era: “bondad”. Añade que recorrió este viaje con amor, pero sin la más mínima nostalgia. “Papá odiaba la palabra “aquí”, él la prefería mucho, “Hoy””.
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