Narrativo
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Si bien los servicios meteorológicos se habían anticipado al fenómeno climático, las autoridades locales tardaron en alertar a la población el martes 29 de octubre.
El vídeo tiene una duración de treinta y seis segundos y muestra el refectorio de una residencia de ancianos en Paiporta, en la periferia sur de Valencia. Los residentes están sentados (algunos en sillas de ruedas) y el agua les llega a la cintura. Se escuchan gritos desgarradores pidiendo ayuda, pero la mayoría permanece en silencio, aturdida, incapaz de comprender lo que les está sucediendo. De las muchas imágenes de las inundaciones del martes 29 de octubre, se encuentran entre las más dramáticas. Lo que sucedió a continuación no fue filmado: los empleados cargaron a los residentes sobre sus espaldas y lograron ponerlos a salvo. Pero no pudieron salvar a todos: seis residentes se ahogaron.
Estos últimos esperaban su cena y el aguacero los tomó por sorpresa. ¿Cómo reunir a las personas vulnerables en una planta baja, cuando desde la mañana circulan informaciones alarmantes sobre el riesgo de inundaciones? En el sistema administrativo español altamente descentralizado, la responsabilidad de las alertas para proteger a las poblaciones recaía en la Generalitat, o Comunidad Autónoma Valenciana, una región compuesta por tres provincias: Valencia, Alicante y Castellón. Pero el aviso de refugio no se emitió hasta pasadas las 20.00 horas, cuando los torrentes de barro ya habían devastado carreteras y pueblos, y se informó de las primeras desapariciones.
“¡Ten mucho cuidado! ¡Peligro extremo!
A medida que la información sobre las muertes se vuelve más clara (202
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